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La educación es el camino para el desarrollo de toda sociedad moderna 

Sin Educación toda sociedad está condenada al fracaso

                                               

                                                                                                   María de Monserrat Llairó 

    Según Sócrates: “La educación es el encendido de una llama, no el llenado de un recipiente”.

   Según Emmanuel Kant “Una educación pública completa es aquella que reúne la instrucción y la formación moral”.

   Sócrates comprendía que la primera labor de la Filosofía – y, por ende, de la Educación – era poner en cuestión todas las ideas recibidas, dudar de todo aquello que a primera vista pudiera parecer de “sentido común”, pero que, quizás, tras un examen crítico no apareciera más que como un conglomerado solidificado de supersticiones o falsas creencias. Esta misma llamada “actitud socrática” habría de cobrar inusitada fuerza con el movimiento cultural y filosófico de la Ilustración, en el siglo XVIII. Los pensadores ilustrados, como fue el caso de Kant, consideraban a la educación como una de las herramientas más importantes y perfectas para poder cambiar el mundo. Por lo tanto, la educación sea cual fuere el nivel, es la piedra fundacional para el desarrollo y crecimiento de toda sociedad moderna.

   La Universidad no puede vivir de espaldas de la sociedad y tiene que producir conocimientos útiles que sirvan para mejorar la vida de los pueblos. Pero lo que aquí se ha querido señalar es otra cosa bien distinta, es la dinámica por medio de la cual la investigación y el conocimiento quedan enteramente supeditados a lógicas empresariales que solo operan sobre la base del beneficio inmediato. El filósofo colombiano Santiago Castro-Gómez señala que el surgimiento de la posmodernidad – entendida como un nuevo régimen cultural – coincide con ese momento histórico en el que el sistema capitalista se torna planetario, momento en el que la Universidad, como síntoma de lo anterior, empieza a plegarse a los imperativos del mercado global: «El conocimiento que es hegemónico no lo produce ya la Universidad bajo la guía del Estado, sino que lo produce el mercado bajo la guía de sí mismo. Así las cosas, la Universidad deja de ser el núcleo fiscalizador del saber, tal como lo habían imaginado los pensadores ilustrados. La Universidad ya no puede fiscalizar el conocimiento, es decir, ya no puede servir, como lo pensara Kant, como un tribunal de la razón encargado de separar el conocimiento verdadero de la doxa. En otras palabras, bajo las condiciones sentadas por el capitalismo global, la Universidad deja de ser el ámbito en el cual el conocimiento reflexiona sobre sí mismo.

  De Sócrates a Paulo Freire, ha recorrido con diferentes intensidades y modalidades buena parte del pensamiento filosófico-político occidental. Revisamos un concepto de educación que, en un sentido amplio y profundo, fue entendido como una herramienta crucial a la hora de propiciar la emancipación espiritual y material de los seres humanos. En el caso de Sócrates pudimos observar que la “voz de la razón” mantenía una permanente polémica con todas las nociones que la tradición – la “poesía”, en lenguaje platónico – había venido acumulando y depositando en la cabeza de los hombres; una misma tensión que aparecería nítida en el movimiento de la Ilustración europea. La educación ilustrada como una herramienta crítica capaz de sobreponerse a las exigencias de lo tradicional. En otras palabras, la educación es el juicio racional que no debía someterse a ninguna norma. La instrucción pública, cuya vocación cívica era insoslayable para los pensadores ilustrados, contribuiría decisivamente a conformar seres humanos que habrían de valerse de su propio juicio crítico, sin tutelajes y más allá de las múltiples presiones que sobre dicho juicio ejercen multitud de dispositivos y consensos sociales. Este concepto republicano del fenómeno educativo, por último, lo hemos contrapuesto a esa otra concepción mercantil que, ya en la Edad Contemporánea, se está imponiendo. En el marco de un “capitalismo cognitivo” cada vez más hegemónico, se ha ido perdiendo el potencial crítico-transformador y emancipador que la educación pudo albergar en otros momentos.

   El primer desafío que la Universidad del siglo XXI debe asumir de manera crítica es la globalización, hacerla objeto de sus reflexiones e investigaciones, e introducir el estudio de su compleja problemática como un eje transversal de las diferentes áreas del conocimiento. La globalización ofrece nuevas oportunidades para los países que saben aprovecharla; pero, al mismo tiempo, las naciones menos desarrolladas profundizan y amplían las desigualdades económicas, financieras y ientífico-tecnológicas. La pertinencia, calidad y equidad de los sistemas educativos y, particularmente, del nivel superior determina, en buena medida, el lugar que cada país ocupa en el nuevo contexto internacional y sus posibilidades de lograr una inserción beneficiosa. Elevar la calidad de nuestros sistemas educativos brindará a la sociedad una mayor equidad social y formará los recursos humanos con un alto nivel de competitividad.

    Uno de los desafíos del siglo XXI en la Universidad es la enseñanza de la ética, y que sea el hilo conductor para construir una modernidad ética, mantener los valores del humanismo y de la igualdad de derechos entre todos y cada uno de los seres humanos. En este sentido, si bien la Universidad debe generar conocimientos y dotar a sus graduados de las competencias y destrezas necesarias para el ejercicio de su especialidad, no puede descuidar su carácter de centro, por excelencia, con una conciencia ética, crítica y responsable ante la problemática mundial y local. La Universidad no puede renunciar a su misión de institución forjadora de una cultura de responsabilidad social que vaya más allá de la función de preparar el capital intelectual de alto nivel del país y, al mismo tiempo, de ser ejemplo y punta de lanza del compromiso ético para todas las actividades sociales. Otro de los desafíos del conocimiento contemporáneo es la interdisciplinariedad en el ejercicio de las funciones universitarias como la única manera de darle respuesta. La estructura interna del conocimiento también está hoy sujeta a cambios. En este nuevo siglo XXI, la Universidad debe enfrentarse en un nuevo camino en la “era de las posibilidades o probabilidades”, donde ya no cabe dar por definitivo ningún conocimiento. Si el siglo XX fue el siglo de la búsqueda de certezas científicas y del desarrollo acelerado de las diferentes disciplinas y subdisciplinas, el presente siglo XXI está llamado a ser el siglo de la incertidumbre, la interdisciplinariedad y la recuperación de la visión del conocimiento como una totalidad. La incertidumbre se torna en incentivo para el avance del conocimiento. A su vez, los problemas que antes se presentaban con claros contornos disciplinarios, ahora adquieren naturaleza de tareas inter y transdisciplinarias.

    La Universidad, fiel a su propia esencia, debe seguir siendo el sitio de la búsqueda desinteresada del saber. A su vez, las nuevas tecnologías de la información
y la comunicación están propiciando cambios culturales significativos, ligados a la llamada “cultura informática”, lo que plantea nuevos desafíos para la educación superior, en donde la noción de realidad convive con la posibilidad de construir “realidades virtuales”.

    La educación, en este nuevo contexto, debe ser permanente, volviéndose
imperativa la reintegración del aprendizaje y la vida. Su fundamento antropológico radica en la capacidad de los seres humanos de educarse mientras viven. De esta manera, a la idea de la educación como preparación para la vida le sucede la idea de la educación durante toda la vida.

    La nueva perspectiva de la enseñanza universitaria como una actividad investigativa permitirá dignificar la docencia a los ojos del profesor universitario. Todo docente es, o debería ser, un investigador, no en el sentido de que aporta nuevo conocimiento, sino en el sentido de que como investigador pedagógico ha logrado construir sus propios conocimientos en la disciplina que enseña para comprenderla y aprehenderla, con la capacidad didáctica de enseñarla y suscitar el aprendizaje de sus alumnos.

    El profesor Jean Piaget consideraba, en sus años, que existe una etapa superior, que sería la “transdisciplinariedad”, la cual, “no solo cubriría las investigaciones o reciprocidades entre proyectos especializados de investigación, sino que también situaría esas relaciones dentro de un sistema total que no tuviera fronteras sólidas entre las disciplinas”.

    En síntesis, la Universidad deberá enfrentar los desafíos del siglo XXI, por lo tanto, y de acuerdo con Karl Jaspers, la Universidad debe ser “el lugar donde la sociedad permite el florecimiento de la más clara conciencia de la época”, organizándose, como propone Habermas, como una auténtica “comunidad crítica de estudiantes y profesores”. Y debe construirse con estructuras académicas flexibles, que permitan adquirir destrezas y habilidades que propicien la integración del conocimiento y el trabajo inter y transdisciplinario.

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Discurso de la Prof. Dra. María Teresa Casparri en ocasión de recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional del Oeste el 6 de diciembre de 2021

Gestión Universitaria y Comunidad. Factor de Cambio Económico y Social

Sr. Rector de la Universidad Nacional del Oeste Mg. Roberto Jesús Gallo, Sr. Vicerrector Dr. Gustavo Soos, Sres. Decanos, autoridades, docentes, alumnos de la Universidad, Sres. y Sras.

 

Agradezco a la Universidad Nacional del Oeste este primer reconocimiento que otorga como Doctora Honoris Causa en vuestra Casa de Estudios, ahora también mía, a poco de haber cumplido 12 años de su creación. Haré unas breves reflexiones sobre la Gestión Universitaria y su integración en la comunidad señalando su incidencia en el contexto productivo y social actual.

 

La formación profesional universitaria en sus distintos niveles de grado, posgrado y doctorado se inserta en una sociedad de la cual recibe estudiantes de nivel secundario y los prepara para reintegrarse en actividades de generación de valor en distintas actividades productivas. Esto implica una secuencia de progreso mutuo: el personal y el social.

 

El desarrollo de la labor educativa con el imprescindible nivel de excelencia, formación de la cultura del esfuerzo, la ética y el reconocimiento al mérito, es el mejor acompañamiento y enseñanza que podemos legarle a nuestros estudiantes a lo largo del proceso educativo. Es nuestra responsabilidad con el estudiante y con la comunidad que cede parte de sus recursos para financiar estos procesos, pero que además necesita de su aporte profesional.

 

La interrelación es más directa cuando, como en el caso de la UNO, desarrolla su esfuerzo en un ámbito regional determinado que requiere precisar sus esfuerzos con miras a objetivos específicos hacia aquellos a quienes están dirigidos.
Es importante observar como la ley 26.544 de creación de la Universidad contempla esa racionalidad al establecer las prioridades de la oferta académica y su armonización con las existentes para evitar la superposición geográfica.

La Universidad ha cumplido dichos mandatos específicos con el desarrollo de las carreras de grado y posgrado vinculadas y en sus actividades de investigación y extensión. Otro tanto sucede con el crecimiento de la matrícula que ya supera los 12.000 estudiantes, proyectando un notable crecimiento en el corto plazo junto a la construcción de un Campus Universitario para profundizar el desarrollo sinérgico de sus actividades.

 

Se requiere un esfuerzo sostenido para lograr la actualización permanente de los contenidos curriculares y los más productivos perfiles de egresados acordes a las mejores prácticas y a las necesidades de la sociedad. Con un sentido académico y a la vez sentido práctico, selección de objetivos, estrategias y tácticas de implementación y una interacción comunitaria al inicio y al final del proceso.
Por una parte, dentro de esa perspectiva de gestión, cabe destacar el que se determinen las acciones más adecuadas que aporten para revertir un estancamiento productivo que ya lleva once años con sus consecuencias sociales, mediante la actualización de los contenidos curriculares referidos, que contemplen la realidad sobre la cual de quiere incidir.

 

Se trata de identificar las necesidades y llevar a la práctica la contribución al necesario cambio para encarar un proceso de crecimiento sostenido y sustentable. ¿Quién mejor capacitado que las entidades educativas para generar este tipo de enfoque al formar profesionales capaces de llevarlo a cabo? Profesionales con sólidos conocimientos que reconozcan cuáles aplicar en cada caso y, en materia de política pública, eviten los conocidos atajos que generalmente no representan soluciones reales sino simulaciones de corto plazo imposibles de sostener en el tiempo.

 

Este es un gran desafío en el momento que nos toca vivir.

 

Las decisiones que no están sólidamente fundadas son uno de los principales factores que impactan en la gestión de las actividades productivas, sean privadas o públicas, al impedir la formulación de planes de negocios o políticas de gobierno de mediano y largo plazo, con sus consecuencias de mejoras en los bienes y servicios disponibles para el mercado interno y externo o prestaciones públicas eficientes, para aumentar el empleo y también la productividad, siendo esta última el origen de la mejora sustentable del salario real. Y así también obtener positivas externalidades originadas por los procesos de crecimiento continuo, mitigado los riesgos de las desfavorables, muchas veces relacionadas con los aspectos medioambientales.

 

En este último aspecto, se trata de llevar a cabo el difícil proceso de integrar alumnos afectados por dichas situaciones sin resignar calidad, exigencia y excelencia, base del desarrollo profesional y académico. Esto exige una imaginativa y ardua tarea para desarrollar esfuerzos en tareas de nivelación que ayuden a superar exitosamente el proceso de inserción y, si fuera posible, dar lineamientos y apoyo dentro de vueltas funciones sociales, para recuperar a los que deben ser futuros ingresantes a los ciclos universitarios y se han visto afectados o se han apartado por las contingencias señaladas.

 

Se trata de una difícil gestión de las universidades para crecer en estos contextos equilibrando el incremento de la matrícula con la garantía de una enseñanza de calidad y un proceso de evaluación exigente.

A la vez, la gestión universitaria se desarrolla en conjunto con la comunidad a la que nutre de profesionales, no solamente mediante aportes académicos sino mediante actividades de extensión que impliquen involucrar a las necesidades productivas y permitan a la vez una primera salida laboral a sus estudiantes.

 

En todos estos campos de acción es significativo y provoca un impulso sinérgico en el conjunto de docentes e investigadores la permanente discusión y aporte sobre los campos de avanzada y actualidad en las profesiones, mediante la labor académica conceptual y la aplicada. Otro tanto sucede con el permanente intercambio con otras instituciones educativas y de investigación.

Así, es ponderable el desarrollo de vuelta Maestría en temas medioambientales referidos a la Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos en colaboración con la Universidad Tecnológica Nacional y la actividad de vuestro Centro de Repuestas y Estudios afines a la región (CREAR) con su contribución mediante la revista científica y actividades como las Jornadas Interuniversitarias y la presentación de vuestra base de datos.

 

También lo es la iniciativa que dio nacimiento en su momento a Institutos relacionados a temática relativas al Ambiente, Cuencas y Planificación Urbana y a otros que atienden temas muy significativos actualmente y en esta zona, como el desarrollo regional y el de la Pequeña y Mediana Empresa, estudios sobre la juventud y para la Educación Secundaria.

 

El permanente esfuerzo por analizar y discutir los temas de frontera es parte sustancial de la gestión educativa y, dentro de estos tópicos en los ámbitos de incumbencia mutua, no puedo dejar de mencionar algunos de ellos sin pretender que este detalle sea exhaustivo.
En primer lugar la problemática medioambiental que ha sido priorizada por la Universidad de Buenos Aires y hoy atraviesa a las distintas facultades y, en Ciencias Económicas, son desarrollados en profundidad en áreas de contabilidad, administración (en sus múltiples facetas) y economía.

 

Son significativos también los enfoques de Gestión y Análisis de Datos, con especial atención a la administración de grandes volúmenes mediante la formulación de modelos que permitan su análisis y utilización en los procesos de decisión.

 
Otra área de particular interés es el de gestión de los riesgos relativos a la faz económica y financiera, pero también a la operativa, la tecnológica y la reputacional que adoptan distintas prioridades según la actividad de cada industria, pero que son muy relevantes ya no sólo para la toma de decisiones sino también como respaldo a los cuerpos de conducción mediante la oportuna intervención de la función de «compliance» en la gestión de la dirección de las entidades.

 

El campo financiero es otro aspecto relevante en permanente evolución. No sólo por las adecuaciones de las regulaciones internacionales y las locales, sino también por la aparición de nuevos instrumentos financieros como sucede con las criptomonedas.

 

También relacionado a los temas referidos, el Sistema de Cuentas Nacionales y el de Contabilidad Ambiental y Económica que amplía su marco central, permiten una visión interrelacionada de los procesos económicos y de la naturaleza vinculados, de gran ayuda para los procesos de formación profesional y sus aplicaciones, más allá de las carencias parciales de los sistemas estadísticos.


Como un aporte a la sinergia mencionada, destaco que en los temas señalados y otros a determinar, existen múltiples ámbitos de colaboración entre vuestra Universidad y la Universidad de Buenos Aires. En particular los que están relacionados a las Ciencias Económicas a través del Instituto de Investigaciones en Administración, Contabilidad y Métodos Cuantitativos para la Gestión -IADCOM- y la Secretaria de Doctorado y Posdoctorado, que me toca presidir.

 

Así también, participar de la convocatoria de la Red de Programas Doctorales de la Asociación Latinoamericana de Facultades y Escuelas de Contaduría y Administración -ALAFEC- en la cual poseemos representación y participamos activamente para el desarrollo del VI Coloquio Doctoral sobre “Las tesis doctorales enfocadas hacia la resolución de problemáticas contemporáneas” que se concretará en año próximo.

 

Otro ámbito de participación es el Consejo Iberoamericano de Decanos y Decanas de Ciencias Económico Empresariales de Universidades, cuyo acrónimo será CONIDECE. Tiene como objetivo general colaborar en las áreas de docencia, investigación y extensión propias de las Universidades y lo componen más de 60 facultades de universidades latinoamericanas y del caribe. Las regiones componentes son España y América y El Caribe. La Región España se encuentra presidida por el Presidente de la Confederación Española de Decanas y Decanos de Economía y Empresa -CONFEDE- y Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Málaga. La Región de América Latina y el Caribe se encuentra presidida por el Decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

 

Considerando el ámbito de incumbencias comunes, dentro del IADCOM en las tres secciones componentes relacionadas a Contabilidad, Administración y Métodos Cuantitativos para la Gestión, se desarrollan investigaciones a través de sus Centros orientadas a algunas de las carreras comunes de ambas universidades.

 

En el campo Contable destaco los de Auditoría y Responsabilidad Social, Contabilidad Patrimonial y Ambiental y Contabilidad Social.
En el ámbito de Administración alcanzan a Centros de Estudios como los de: Dinámica Empresarial; del Estado y sus Organizaciones Públicas; Organizacionales; para Análisis Financieros; de Racionalidad, Acción y Decisión; Sociología del Trabajo, Administración Publica; Sistemas y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, acompañados por Programas de Investigación dentro de los cuales destaco el de Vulnerabilidad Socioeconómica al Riesgo Climático.

 

En Métodos Cuantitativos para la Gestión hay aspectos concurrentes en los Centro de Estudios de Econometría, Métodos Cuantitativos aplicados a la Economía y la Gestión y Metodologías Básicas y Aplicadas a la Gestión.

Para otros aspectos, existe la posibilidad de interactuar con áreas o programas específicos a vuestro requerimiento.
Estos campos académicos y aplicados a la gestión implican una gran incidencia de la labor educativa, no sólo sobre las brechas productivas sino también sobre las sociales.

 

Espero sinceramente que podamos desarrollar una labor en conjunto en varios de estos campos según estimen más conveniente y a tal fin, quedamos a vuestra disposición.

 

Finalmente, quisiera recordar desde la perspectiva de estas breves palabras, lo que mucho tiempo atrás anticipó Sarmiento cuando destacó que “todos los problemas son problemas de educación y que la educación prepara a los ciudadanos para el uso de los derechos que hoy ya no pertenecen a tal o cual clase de sociedad, sino simplemente a la condición de hombre. El poder, la riqueza y la fuerza de una nación dependen de la capacidad industrial, moral e intelectual de los individuos que la componen. Y la educación pública no debe tener otro fin que el aumentar esta fuerza de producción, de acción y de dirección, aumentando cada vez más el número de individuos que las posean”.
Que estas palabras que siempre tengo presentes, resulten guía para la gestión en nuestro ámbito, el universitario.

Mis mejores deseos de que continúen honrando y profundizando el cumplimiento del mandato dado en el momento de la creación de la Universidad del Oeste.

Revista Desafíos del Desarrollo
ISSN 2796-9967