Tocqueville en el fin del mundo. La Generación de 1837 y la ciencia política argentina
Gabriela Rodríguez Rial
Ciudad de Buenos Aires, Miño & Dávila, 173 páginas.
ISBN: 978-84-18929-16-8
Iván Sánchez*
La llamada generación de 1837 ha sido central para comprender el proceso de construcción de la Argentina y sus instituciones políticas y sociales. Esto también puede ser abordado desde el enorme aporte científico e intelectual que han realizado sus principales representantes, lo que nos permite hoy en día seguir indagando sobre su legado, el que sigue reescribiéndose a la luz de los nuevos problemas 1 por los que transita el mundo, la región, y nuestro país en particular .
Este libro trata sobre la importancia que ha tenido la figura de Alexis de Tocqueville en este conjunto heterodoxo de pensadores y políticos de este período crucial de la Argentina. Podríamos afirmar que está centrado en el estudio de los “clásicos” en un doble sentido; por un lado, la influencia de uno de los pensadores europeos más importantes del siglo XIX; por otro, su recepción en estas tierras por 2 parte de algunos de nuestros preferentes políticos e intelectuales .
Durante las últimas décadas la ciencia política argentina en particular, y las ciencias sociales en general, han construido un interesante y fecundo campo de indagación sobre teoría política y pensamiento político en un sentido amplio. Desde clásicos como Maquiavelo, pasando por Hobbes y Espinoza, Max Weber o Carl Schmitt. Por esta razón el minucioso trabajo que nos propone Gabriela Rodríguez Rial también debe comprenderse en una especie de “programa de investigación” más amplio emprendido por un conjunto de especialistas que han construido una red amplia desde el punto de vista generacional, institucional y geográfico (Bulcourf et al, 2019).
Las 174 páginas del libro se articulan en cinco capítulos y un epílogo junto a una detallada e interesante bibliografía. Primero se realiza un detallado análisis de la relevancia de la figura de Alexis de Tocqueville. Aquí no se pretende la reconstrucción de una biografía intelectual sino rescatar la visión que el pensador francés tenía sobre los fenómenos políticos y su forma de abordaje. De aquí pasamos a los aspectos centrales de la Generación del 37 y su vinculación con el autor de La Democracia en América; principalmente en la temprana lectura que realizarán de su primer tomo. En forma más analítica el trabajo se va centrando en el abordaje de la recepción en algunos de los principales referentes de este grupo de intelectuales y políticos comenzando por Domingo Faustino Sarmiento y Juan Bautista Alberdi. El vínculo entre la revolución politológica tocquevilliana y la teología política pasará a la interpelación con otras figuras nacionales como Bartolomé Mitre, Vicente Fidel López, Feliz Frías y Juan María Gutiérrez. El capítulo quinto nos invita especialmente a reflexionar sobre una obra inconclusa de Esteban Echeverría: La democracia en el Plata; un texto que formaba parte del ideario del autor del Dogma Socialista la cual supuestamente debería analizar nuestro país en clave tocquevilliana. De alguna forma el exquisito texto de Gabriela Rodríguez Rial realiza una suerte de escritura tácita de ésta.
Ahora podríamos preguntarnos sobre la relevancia del pensador francés en clave tanto regional como teórica. La autora nos dará una respuesta que comienza con esta interrogación. En sus palabras:
¿Por qué Tocqueville? Porque aquí, en los confines del mundo, en el extremo Sur del continente americano, cuando el acceso a las comunicaciones y las novedades literarias era más veloz que en los siglos anteriores per tenía un ritmo lento para los estándares contemporáneos, un grupo de sudamericanos quiso pensar y cambiar su propio mundo político, nutriéndose de las enseñanzas del autor de La Democracia en América. Y casi dos siglos después de ese momento, en la segunda década del siglo XXI, Tocqueville sigue diciéndonos mucho sobre la fenomenología de las sociedades democráticas modernas, sobre sus contradicciones internas, sus potencialidades, sus promesas incumplidas y sus sueños posible. (p. 17).
La importancia de la problemática de la democracia se va a convertir en un elemento en común para la Generación del 37, lo que nos permite construir un vínculo en tres dimensiones. Por un lado, la tradición francesa que está presente en Tocqueville y que expresa toda una tradición de pensamiento en donde la figura de Montesquieu posee un peso central. Asu vez la obra centra su mirada en la particularidad de esta nueva nación que se ha construido interpelando al iusnaturalismo ilustrado y que la propia dinámica de su sociedad ha llevado a una democratización sin precedentes. La tercera dimensión nos lleva al “fin del mundo” donde nuestros pensadores trataron de interpelar y dar una forma de continuidad a las preguntas fundantes de la tradición tocqueviliana. Rodríguez Rial expresa lo siguiente:
A pesar de estos vaivenes a lo largo de su historia, la Generación de 1837 tuvo un credo común. Estaban convencidos que la democracia como estado social era el fenómeno político más importante generado por las revoluciones políticas modernas, esas que hoy llamamos atlánticas y que incluyen, aunque los europeos y estadounidenses no se terminen de convencer, las insurrecciones que promovieron la independencia política de los territorios situados al sur del Río Bravo. Pero el dogma tocquevilliano de la Generación de 1837 no se limita a un interés temático común: sus miembros querrían legar a la posteridad un análisis de la democracia en el Plata que se sirviera de las herramientas heurísticas empleadas en La Democracia en América. (p. 19)
Dentro de la tradición de pensamiento occidental, hoy claramente presente en la ciencia política, ya sea en su reflexión más teórica o empírica se suele abordar a la democracia en dos claves. La primera, más común en la ciencia política maestream anglosajona como régimen político, reduciéndola a un gobierno basado en la existencia de elecciones libres y periódicas para establecer a los ocupantes de los principales roles de gobierno. La segunda expresa una concepción más amplia de la democracia como una expresión de las prácticas de una sociedad, o sea como un estado social. En La democracia en América Tocqueville enarbola esta visión más amplia y maximalista de la democracia, donde libertad e igualdad constituyen dos elementos diferentes, a veces hasta opuestos, pero necesarios para encarnar a la democracia. La Generación del 37 compartía esta concepción con Alexis de Tocqueville y la autora de nuestro libro lo manifiesta de la siguiente manera:
A pesar de las diferencias política, culturales y hasta personales entre los miembros de la Generación de 1837, hay una notable convergencia que los mantuvo unidos a lo largo de los años: la concepción de la democracia como estado social. Esta interpretación de la democracia moderna más como forma de sociedad que como régimen político está inspirada en sus lecturas juveniles y sus relecturas maduras del primer tomo de La Democracia en América de Alexis de Tocqueville publicado el 21 de enero de 1835. En la introducción se afirma que el desarrollo gradual de la igualdad de condiciones es un hecho de la providencia, universal, durable y que los seres humanos no pueden controlar: va a suceder lo queramos o no (p. 52).
Siguiendo a autores como Jeffrey Alexander (1992) podríamos sostener que la figura de Alexis de Tocqueville es central para el pensamiento político moderno, principalmente para la tradición democrática en donde se articulan tanto cuestiones teóricas como histórico-empíricas. Por otro lado, los principales integrantes de la Generación del 37, posiblemente las figuras de Echeverría, Sarmiento y Alberdi constituyen también “clásicos” del pensamiento argentino y latinoamericano. En este sentido tenemos un diálogo fecundo de dos siglos ya que hoy en día nos siguen trazando rutas para comprender nuestra propia realidad política y social; por lo que poseen una enorme actualidad. Pareciera que se sigue cumpliendo la máxima preventiva de Sheldon Wolin (1995), donde al filósofo político le corresponde más prevenir que predecir. Esto nos lleva a esa visión expresada en las dos caras de Jano que tiene la praxis política, pero también la ciencia que pretende dar cuenta de ella. Como bien señala Gabriela Rodríguez Rial:
La actualidad de Alexis de Tocqueville no radica exclusivamente en los temas que aborda, o en un estilo muy democrático, ya que es accesible e interesante tanto para especialistas como para legos. Tocqueville es nuestro contemporáneo porque entiende a la Ciencia Política como una empresa intelectual que es a la vez científica y filosófica, que tiene una finalidad en si misma pero también un objetivo pragmático. Por ello, aunque haya nacido hace más de doscientos años, el teórico político francés es alguien con el que deberíamos ejercitar la actividad de pensar, esa que no solo previene catástrofes, sino que también nos hace reconocernos como seres diversos que compartimos ese maravilloso mundo común que desde tiempos antiguos se suele denominar, la política. Al menos para mí. (p. 166).
Hoy podemos señalar que las ciencias sociales en el país han construido un ámbito sólido y fructífero de indagación sobre el pensamiento político, social y económico; no solo desde los espacios académicos sino en un diálogo a veces en tensión con la propia actividad política, algo que ya estaba claramente presente en la Generación del 37. Gabriela Rodríguez Rial nos invita a continuar en esta clave de lectura y reflexión.
Bibliografía
Aguilar, E. (2008). Alexis de Tocqueville. Una lectura introductoria. Sudamericana.
Alexander, J. (1992). “La centralidad de los clásicos”. En Giddens, A. y Turner, J. La teoría social, hoy. Alianza.
Botana, N. (1994). El orden conservador.Sudamericana.
Botana, N. (1997). La tradición Republicana. Alberdi, Sarmiento y las ideas políticas de su tiempo. Sudamericana.
Bulcourf, P. Cardozo, N. y Campos Ríos, M. (2019). “Los desarrollos de la ciencia política en la Argentina y sus desafíos”. En Roqueñi Ibarguenoytia, M. Valverde Viesca, K y Gutiérrez Márquez, E. La Ciencia Política: disciplina académica, profesionalización y nuevos horizontes. Universidad Iberoamericana.
Gutiérrez, M. (2022). Juan Bautista Alberdi. Liberalismo, igualdad y crecimiento económico en la Argentina del siglo XIX. Imago Mundi.
Peña de Matsushita, M. (1985). Romanticismo y política. El romanticismo político hispanoamericano. CINAE – Centro de Estudios Filosóficos.
Romero, J. L. (1987). Las ideas políticas en la Argentina. Fondo de Cultura Económica.
Wolin, S. (1995). Política y perspectiva. Continuidad y cambio en el pensamiento político occidental.Amorrortu.
* Universidad Nacional de La Rioja. ORCID: 0000-0002-2179-8387 – sanchezivan@unlar.edu.ar
1 La preocupación por la Generación del 37 ha sido central en el abordaje del pensamiento político y social argentino en donde este libro expresa una continuidad en donde se inscriben destacados historiadores, sociólogos economistas y politólogos (Romero, 1987; Botana, 1994 y 1997; Peña de Matsushita, 1985, Gutiérrez, 2022).
2 Una interesante biografía intelectual sobre Alexis de Tocqueville producida por la ciencia política argentina es el libro Alexis de Tocqueville. Una lectura introductoria de Enrique Aguilar (2008).