Las disidencias comunistas en Colombia y Europa Oriental 1956-1960.

The communist dissidencies in Colombia and Eastern Europe 1956-1960

                  

Juan Pablo Díaz Rodríguez
Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional con estudios en
Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia.
ORCID :https://orcid.org/ 0000-0001-5296-8951 – Mail:jupdiazro@unal.edu.com

Resumen

 

Esta investigación presenta un análisis de las disidencias comunistas de Colombia y los países de la URSS. La temporalidad da inicio con 1956 el año en que el XX Congreso del PCUS da a conocer los informes sobre el periodo de gobierno de Stalin. También ese año coincide con otro evento fundamental para las disidencias como lo fue la Invasión a Hungría. Posteriormente el año de 1959 fue clave para las disidencias en Colombia pues varios militantes son expulsados del partido comunista y justo en el año siguiente se desata la Revolución cubana que influye directamente a la disidencia latinoamericana. La metodología empleada consiste en el análisis de la historiografía y de la representación de los periódicos oficiales del Partido Comunista de Colombia para apreciar la representación oficial que este hacía de los disidentes y de la superioridad del sistema comunista de la URSS. Esta investigación trata de establecer relaciones entre los procesos políticos que se dan en el mundo comunista entre Colombia y Europa Oriental, problema de investigación inédito en la historiografía. Esta investigación permite ver como fue adoptada la ideología soviética en Colombia y como los intelectuales disidentes del PCC logran crear una resistencia que permite múltiples interpretaciones de los procesos del mundo comunista estableciendo conexiones intelectuales con otros procesos mundiales de disidentes que resistían y veían el proceso con una mirada crítica.

 
Palabras clave
 

                                                                        Disidentes-comunismo-Ideología-Colombia-URSS

 

 

Abstract

 


This research presents an analysis of the communist dissidences of Colombia and the countries of the USSR. The temporality begins with 1956, the year in which the XX Congress of the CPSU makes known the reports on the period of Stalin’s government. That year also coincides with another fundamental event for the dissidents, such as the Invasion of Hungary. Later, the year 1959 was key for dissidence in Colombia as
several militants were expelled from the communist party and just the following year the Cuban Revolution broke out, directly influencing Latin
American dissidence. The methodology used consists of the analysis of the historiography and the representation of the official newspapers of the Communist Party of Colombia to appreciate the official representation that it made of the dissidents and the superiority of the communist system of the USSR. This research tries to establish relationships between the political processes that occur in the communist world between Colombia and Eastern Europe, an unprecedented research problem in historiography. This research allows us to see how the Soviet ideology was adopted in Colombia and how the dissident intellectuals of the PCC manage to create a resistance that allows multiple interpretations of the processes of the communist world, establishing intellectual connections with other world processes of dissidents who resisted and saw the process with a critical look. 


                                                               Keywords 

                                                                       Dissidents-communism-Ideology-Colombia-USSR 


Una posibilidad de reconstruir la historia de la disidencia del Partido Comunista de Colombia (PCC) reposa en los múltiples escritos no publicados por este intelectual. Una primera pregunta que suscita la reflexión de algunos escritos del archivo personal del disidente Hernando Llanos Ortiz, contrastada con la más reciente historiografía, radica en el acontecimiento de ruptura más importante para la disidencia colombiana1 : El XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) de 1956. Los militantes comunistas estaban atrapados en una encrucijada: al hacer una crítica al partido eran condenados por la afinidad al imperialismo capitalista y la consecuente traición a la revolución. Sin embargo 1956 permitió la apertura:


“Tal cataclismo fue, para el movimiento comunista internacional en general y para nosotros los comunistas colombianos en particular, la denuncia oficial por el XX congreso de P.C. de la URSS de los crímenes de Stalin.Resultaba así que buena parte de las denuncias del imperialismo y de los renegados eran ciertas, y que los herejes al hacerlas no eran por lo tanto renegados, ni viles agentes del imperialismo, sino auténticos revolucionarios que sin abandonar su posición de tales, se habían atrevido a enfrentar a la poderosa maquinaria policiaca y propagandística del estalinismo. (Llanos Ortiz, 1979)

 

Las denuncias de Jruschov permitieron a los disidentes romper con el Ketman criollo2 e iniciar una serie de denuncias públicas que iban en contravía a las órdenes del partido. Algunas publicaciones de estos disidentes del PCC como Crisis (1957), Agitación (1958) y Estrategia 19623 dejan en claro la ruptura con la oficialidad. Antes de su crítica en público los disidentes comentaban entre sí y tomaban con humor algunas directrices y logística del PCC. No obstante, la importancia del acontecimiento de 1956 radica en que es aquí cuando en Colombia la Nueva Izquierda se manifiesta por primera vez. El mensaje de la URSS era claro: se aproximaban cambios en las directrices internacionales de los partidos comunistas. Los comunistas colombianos se sintieron en libertad de leer púbicamente los libros que antes fueron prohibidos o no recomendados por el estalinismo, veían con esperanza los cambios en la dirección de la revolución. Lo que implica que creyeron, como Hernando Llanos, en la estratagema política de Jruschov. 1956 significa la nueva política del PCUS.


“En 1956, en su “Discurso Secreto” al Vigésimo Congreso del Partido Comunista. Nikita Jruschov echó la culpa de la violencia política de la era estalinista al dictador y su “culto de la personalidad”; en este caso, sin embargo, Jruschov no estaba buscando únicamente tejer un buen relato. El líder soviético estaba diciendo a miles de perpetradores, en particular entre la élite del Partido, que su participación en la represión masiva no sería llevada a los tribunales. Dejaba así claro que Stalin, sería el único que cargaría con la culpa, a pesar de que él sabía, y ellos sabían, que la verdad era mucho más turbia.” (Harris, 2017: 15)

 

La estrategia de la cabeza de turco funcionó con efectividad. Stalin y su muerte fueron la muerte del velo represivo que representaba el PCUS.4 En esta época no se podía saber más a respecto. Tampoco se sabía de los millones de muertos que habían dejado la época de Stalin. Se sabía en cambio de “asesinatos políticos” (en los que destacaban, para la disidencia colombiana Bujarin y Trotsky) para perpetuar el poder de un hombre. Es el XX Congreso el acontecimiento que oficializa el cambio de discurso, la ruptura con el horror de Stalin. ¿Qué fue lo que cambió? ¿Cuáles fueron las diferencias, si las hubo, entre la dirección de Stalin y Jruschov? ¿Cómo se receptó este nuevo discurso en el PCC? Responder estas preguntas implican indagar en las publicaciones del PCC de 1956: Voz de la democracia y Voz proletaria y contrastarlas con algunos relatos de la disidencia. En el mundo comunista el acontecimiento fundamental que oficializó la ruptura de muchos intelectuales con el partido fue el Discurso de Jruschov y esto se extendía a sus valiosos sistemas de espionaje:


“Con todo, el mayor daño, con creces, provino de la sensacional denuncia de Stalin que Jruschov realizó durante el XII Congreso del Partido (sic, se refiere a XX Congreso del Partido), el 25 de febrero de 1956. Puesto que la mayoría de los agentes que trabajaban en el exterior no lo hacían por dinero sino por una convicción ciega en la causa comunista, que para entonces ya era inseparable del glorioso recuerdo de Stalin, el discurso de Jruschov, pronunciado en una sesión a puerta cerrada, hizo añicos la fe de muchos agentes cuando posteriormente se leyó a las células del Partido. Ni siquiera la noticia del infame pacto entre los soviéticos y los nazis había provocado tal desafección en las filas del movimiento comunista internacional. ” (Haslam, 2016: 250)

 

 

La “Nueva Fe” tuvo su escisión oficial. La izquierda mundial se convirtió en un prisma de izquierdas comprometidas con distintas orientaciones, nuevas fes, y posiciones críticas en torno a Stalin y su legado. El vigésimo congreso lanza a la esfera pública a la nueva izquierda colombiana que se gestaba en el seno del partido y de la Juventud Comunista. La disidencia de Mario Arrubla, Diego Montaña Cuellar, Estanislao Zuleta y Hernando Llanos Ortiz entre otros, representaba los matices de una clara disidencia de tipo intelectual. La ideología es el factor más relevante en el análisis del discurso del comunismo estalinista. Una ideología política de carácter religiosa que desbordaba en fanatismos dogmáticos y que aseguraba a cohesión de la militancia comunista internacional. El final del comunismo como un proyecto político realizable (fin real) se da en 1956 y no está asociado a causas externas (fin nominal 1989) sino a un problema interno5 , a las bases mismas con las que se erigió la URSS como bloque de vanguardia: en realizar la utopía de la dictadura del proletariado y el fin del capitalismo. 


 Una hipótesis que se debe comprobar es si la práctica ideológico-política de estos disidentes fue una cuestión generacional de los jóvenes comunistas colombianos. Una segunda se enfoca en indagar sobre si esta experiencia se replicó en Europa Oriental, o, de todas formas, saber si es posible una comparación entre las disidencias colombianas y las de Europa oriental. “La historia del comunismo ha sido siempre una historia generacional. El Marxismo, después de todo, fue un espectro por venir; desde el principio esta premisa fue una concepción del tiempo como un inevitable movimiento hacia adelante.” (Shore, 2009: 305) Frente a ese punto de vista es necesario mirar las particularidades en las que los individuos viven una experiencia colectiva de manera individual. No obstante, la teleología marxista, rentabilizada por el estalinismo, fue una dirección política que se dio a los partidos comunistas del mundo.

La disidencia tiene un carácter intelectual y académico, aunque eso no excluye sus actividades políticas en las que más que una vez resultaron encarcelados. Hernando Llanos relata las once veces que estuvo preso en los calabozos del Servicio de Inteligencia Colombiano (SIC). Eran intelectuales en el sentido contemporáneo del concepto que enmarca en el affaire Dreyfus, estaban comprometidos ideológicamente con cambiar el mundo. Estos disidentes no eran, como se puede acusar desde la izquierda, intelectuales estáticos en la academia que “contemplan el mundo y no se dedican a transformarlo”. La academia fue uno de los objetivos más importantes en la persecución y cooptación por parte de Stalin y su legado.


“El estalinismo severo estaba ocasionando gravísimos daños a las mismas disciplinas que podían hacer efectiva esta revolución organizativa. La vida académica generalizada fue paralizándose, disciplina a disciplina, a medida que pequeños Stalin se abrieron camino hasta la cumbre mediante la denuncia ritual ante los órganos de seguridad de sus rivales en todos los campos, fuera públicamente, fuera mediante cartas anónimas difamatorias, anonimki (un término tan generalizado como para merecer una entrada en el diccionario).” (Haslam, 2016: 229)

 

Durante la existencia de Stalin la academia se ideologizó de manera explícita. Su legado de prácticas es un fenómeno que nos acompaña hasta nuestros días en distintos lugares del mundo donde persisten los pequeños Stalin. El caso de Hernando Llanos en la Universidad Libre de Colombia de 1959-1960 demuestra como la directiva, que estaba integrada en parte por el Partido Comunista Colombiano se resistía a la enseñanza de El Capital de Marx, sugiriendo una mejor apropiación de Marx a través de la interpretación oficial avalada por Stalin: Los Manuales de Difusión soviéticos. El caso más famoso en la academia rusa es el de Trofim Lysenko un burócrata amigo de Stalin que sepultó la genética moderna durante varios años. La academia estalinizada atenta directamente contra el pensamiento crítico. Las disidencias comunistas son las que asumen esta resistencia al interior de las universidades. En el caso colombiano la universidad de la década de 1950 se rebatía entre la reacción conservadora laureanista y el proyecto liberal- socialista de la Universidad Libre. Luego los disidentes no solo debían luchar contra la reacción burguesa, sino fundamentalmente contra el dogma estalinista, cuestión que aun hoy permea las discusiones de la izquierda que busca a perpetuidad una constante purga del movimiento. 


La permanencia de las prácticas estalinistas en las academias de siglo XXI puede considerarse uno de los factores de la tradición irradiada por el PCUS. Muchos académicos colombianos hicieron parte de las becas del Partido para estudiar en la URSS, esta situación se proyectó por toda América Latina.6


“La Rusia soviética era más conocida por sus progresos en las ciencias fundamentales que en las aplicadas. Lo peligros que surgieron tras la

guerra para aquellos que trabajaban en las ciencias aplicadas llevaron a muchos de ellos a refugiarse en campos que no estuvieran sujetos a criticas estalinistas por parte de arribistas ambiciosos. Tales costumbres no se cambian con facilidad: quedan demasiado engranadas en el tejido de la sociedad y se transmiten de generación en generación, al margen de las tribulaciones y los traumas de la sociedad. ” (Haslam, 2016: 3015)

 

No solamente las ciencias aplicadas fueron objeto de la persecución estalinista sino también las ciencias sociales y humanas, pues había una depuración discursiva sobre la concepción del universo a la luz del materialismo dialéctico (DIAMAT). Es posible ver la historia del comunismo en Europa oriental como una historia generacional que se vio influenciada por distintos acontecimientos. Aquellos que vivieron la Segunda Guerra Mundial experimentaron la salvación a través de los comunistas soviéticos. En consecuencia, la ideología comunista era una cuestión de supervivencia ante el fascismo. 


 El filósofo Karel Kosic (1926-2003) estuvo en un campo de concentración por sus prácticas comunistas, con el fin de la guerra fue un militante agradecido. No obstante, poco a poco se convirtió en un disidente que apoyó en 1968 la Primavera de Praga lo que le ocasionó el aislamiento, el señalamiento, y su muerte pública hasta 1989. Practicas del estalinismo utilizadas por la izquierda a nivel internacional. 


La expulsión de Yugoeslavia de la Kominform (1948) desestabilizó toda la región porque desencadenó una nueva purga de Stalin. De esa situación surgió un nuevo enemigo: El sionismo. Rudolf Slansky (1901-1952) secretario general del partido comunista de Checoeslovaquia fue juzgado por sionismo y ejecutado en 1952. Pronto, el comunismo estalinista pasó de ser el salvador del fascismo a convertirse en el nuevo horror de la población y sobre todo de los intelectuales. El problemático caso de los judíos comunistas fue una realidad que en Colombia no tiene equivalente, quienes que tuvieron que sufrir la arremetida de los extremos: Hitler y Stalin. Poco a poco se desmoronaba el ideal de la URSS como el símbolo liberador de las garras del nazismo y el fascismo. 


Antonin Zapatocky (1884-1957) primer ministro y después presidente de Checoeslovaquia intentó establecer el “socialismo humano”: Una reconciliación con los horrores estalinistas una superación del pasado a través de la humanización del régimen. No obstante, era controlado por Moscú y nunca se le permitió apartarse de los intereses de Stalin.

 


Los regímenes comunistas de Europa oriental fueron susceptibles a la crítica desde el principio. Ya en 1950, la mártir checa Milada Horakova (1901-1950), fue ahorcada por el régimen. En 1968 a inmolación de Jan Palach causa un revuelo mundial y marca una escisión de la juventud con el comunismo. Después de la Primavera de Praga “En 1968 el marxismo como creencia fue depuesto por el comunismo como práctica. La llegada de los tanques soviéticos a Praga significa, paradójicamente, el fin del marxismo europeo”7 la era de los true believers había acabado. En Checoeslovaquia los intelectuales elaboran enero de 1977 la llamada “Carta 77”, un manifiesto de inconformismo contra el régimen. El filósofo Jan Patocka (1907-1977) participó en la elaboración de la carta 77. Muere en el interrogatorio policiaco. Los autores y firmantes de la Carta son perseguidos por el Régimen, muchos salen exiliados y regresan a ocupar posiciones de poder tras la caída. Cuando vuelve la república muchos disidentes adoptan el modo de vida americana en su máxima expresión: Arnost Lusting (1926-2011) se convirtió en editor de playboy en 1995.

 

 

Representación de los disidentes del PCC en el periódico del Partido Comunista Colombiano Voz de la democracia 1960-1963. 

 

Después de analizar 1956, el año de clivaje antes de la aparición de lo que la historiografía denominó la Nueva Izquierda en Colombia, influenciada por la Revolución Cubana 1960, es necesario ver la representación que hizo el PCC con los disidentes que querían reinterpretar el discurso comunista alejados de la hegemonía de la URSS. La postura de Voz de democracia y Voz proletaria está asociada con un discurso estalinista radicalizado8 , que principalmente busca la unidad, la crítica al revisionismo, la crítica al imperialismo y la prolongación y difusión del mito soviético entre sus lectores. ¿Cómo fueron representados los disidentes del PCC en el periódico Voz de la Democracia?

 

 La unidad del populismo de izquierda. 

 

En Colombia estos años tienen un contexto político particular enmarcado dentro del Frente Nacional (1958-1974). Se fraguaban las elecciones presidenciales en contra del candidato presidencial del Frente Nacional Alberto Lleras Camargo quien terminaría siendo presidente (1962-1966). El llamado a la unidad en contra de las élites es una postura clara a lo largo de este periodo. Es así cómo se hicieron constantes llamados a la “unidad popular” entre todos los sectores de la izquierda, de los sindicatos y con una facción radical del Partido Liberal denominado Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) (1959-1967) fundado por Álvaro Uribe Rueda y Alfonso López Michelsen, este último el candidato apoyado por el PCC. Desde luego, el MRL estaba conformado por la misma genealogía que ya había gobernado el país. En el discurso de izquierda era la misma clase social burguesa. En el discurso populista era la oligarquía. Sin embargo, el PCC oficialmente apoyó la candidatura de MRL y hacia un llamado constante a la unidad política en términos prácticos. Es posible pensar que un partido con un discurso estalinista no permitiría estas alianzas debido a una incompatibilidad con los objetivos radicales de la revolución del proletariado. Precisamente este es un aspecto del discurso estalinista: el pragmatismo político cambiante a través de alianzas, intrigas, cambios de bando, conspiraciones tal como se vio reflejado en los años de gobierno de Stalin.

 

 

En esta coyuntura, el populismo de izquierda se convierte en la clave política para hacer una apertura desde el PCC. El populismo acepta una mayor cantidad de seguidores y radicaliza la sociedad en la contradicción oligarquía-pueblo. En este sentido no era un momento para luchar y perseguir a las disidencias comunistas. Más bien era la oportunidad para volver a captar la desbandada de fines de la década de
1950. En esto consistió la estrategia de este periodo y su reproducción a través del periódico oficial.

Disidencias armadas: Antonio Larrota y el MOEC

 

Dentro de la Unidad Popular apareció una fisura representada por la figura de Antonio

Larrota y el Movimiento Obrero Estudiantil y Campesino (MOEC 1959-1969). Larrota es un tipo de disidente que según la historiografía funda la Nueva Izquierda días después de la Revolución Cubana el 7 de enero de 1960. Las características de este grupo disidente del PCC es que tiene la clara idea de la toma del poder a través de las armas. La apropiación que hace este grupo de la Revolución Cubana está encaminada
a consolidar la revolución por esta vía, alejándose del dogmatismo del PCC y la postura estática de su dirigencia en el periodo de la dictadura de Rojas Pinilla y ahora en la alianza elitista del Frente Nacional. No obstante, la reacción del PCC frente a la muerte de Larrota fue de indignación en un primer momento. Es comprensible que, aunque fueran militantes que se salieron del discurso oficial, en el marco de una estrategia de unidad, se creara una solidaridad contra las élites que fueron el enemigo principal en este periodo.

En esta editorial Vieira se refiere a Larrota como “el malogrado estudiante” y al MOEC como a un “grupo de jóvenes inconformes e impacientes que se entusiasmaron con la revolución cubana” el tono de superioridad y condescendencia es evidente, es él, con su experiencia, quien sabe cómo hacer una revolución: “la revolución que necesita el pueblo colombiano no será el producto de frases arrogantes y de aventuras descabelladas”. Vieira no tiene reservas para despacharse contra estos molestos disidentes que se salieron de su redil. También aprovecha para meter una argucia política en la que se quiere diferenciar de las formas armadas para conseguir la Revolución señalando al MOEC de que “resolvieron darles la espalda a las formas legales del trabajo político y clandestinizarse (sic)”. De esta manera se desmarcar de este tipo de actividades para conseguir el beneplácito de las élites liberales que se habían radicalizado en el MRL. Finalmente, sepulta en tono sarcástico a esta disidencia que acusa al PCC de derechista, reformista y contrarrevolucionario, señalando que su aventura fue quijotesca.

 

 

Los disidentes del MOEC fueron expuestos como un ejemplo de un caso trágico al que estaban expuestos aquellos que dejaran las filas del PCC. Eran peligrosas las interpretaciones directas de la teoría y la práctica revolucionaria sin la tutela de las directivas comunistas. Hay una postura muy clara en contra de la lucha armada como forma de alcanzar la revolución. En esta época, las esperanzas estaban puestas en la unidad política. Vieira estaba por los 50 años y sus comentarios van enfocados en una crítica a la inexperta juventud disidente. La muerte de Larrota es capitalizada por el periódico oficial y es el caso más claro de este periodo en el que atacan a las disidencias. Posteriormente las disidencias que tenían una vocación por la revolución a través de las armas fueron creciendo en una alianza entre autodefensas campesinas, bandoleros e intelectuales de izquierda que daría origen a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC en el año de 1964. Por eso es necesario distinguir estas jóvenes disidencias armadas de lo que posteriormente se convirtieron, fenómeno estudiado por la historiografía política de la violencia en Colombia. 

 

 

Disidencias Reaccionarias

 

Otro tipo de disidentes comunistas son los que ven como opción las alianzas políticas con la élite gobernante para la transformación de la situación del país. Estos grupos son caracterizados por el PCC como oportunistas y reaccionarios. Al tener una visibilidad política en el PCC mudan a otras esferas de la política en busca de poder y beneficios. Un ejemplo de este tipo de disidencia es la de Augusto Durán Ospino ex secretario del partido (1938-1947) 

El ataque contra Durán se hizo constante y sin ambigüedades. Vieira arrasaba cada vez que le era posible contra las posturas de su antiguo camarada. No podía haber dudas de quien era el verdadero timonel de la revolución comunista en Colombia y Durán y sus seguidores no podían cuestionar esa misión que tenía destinada Gilberto Vieira White. La disputa entre estos dos secretarios hizo que el discurso dominante del PCC transformara a Durán en la más abominable forma de disidencia. Era una disputa por las masas proletarias y campesinas, por el prestigio del detentador del poder y adalid de la Revolución. Esta situación permite diferenciar a las disidencias unas de otras. Lo que puede explicar porque era más importante perseguir y “denunciar” a unas disidencias más que a otras. 

Los disidentes intelectuales


El grupo central de esta investigación (Llanos, Zuleta, Arrubla, Montaña) no aparece referenciado en este periodo. A excepción de Montaña, que por la época era el abogado defensor de los trabajadores petroleros a quien se le apoya y se le publicita en varias páginas del periódico. Años más tarde será presentado como el peor de los traidores de la clase trabajadora. En 1960-1963 estas disidencias iniciaron su quehacer pedagógico formal en varias instituciones universitarias e informal en sus famosas tertulias. La institución académica que acogió a estos intelectuales es la Universidad de Libre de Colombia en la que crearon un grupo político que disputaba las elecciones de la Consiliatura (máximo órgano de la dirección) y la Rectoría. En esta época fundaron el Partido de la Revolución Socialista y publicaron la Revista Estrategia. También hacían su oficio intelectual en la universidad INCCA, propiedad de Jaime Quijano Caballero, con quien crearon vínculos. En este periodo formaron la primera generación de intelectuales que en su mayoría eran licenciados en ciencias sociales y económicas de la Universidad Libre, en las que se destacan el historiador Bernardo Tovar y Jorge Orlando Melo. Según el historiador Bernardo Tovar: “Llanos nos puso a dictar El Capital a un grupo de 7 en la INCCA”9Lo que constituyó uno de sus primeros trabajos. Los disidentes intelectuales tuvieron una participación muy activa en esta época, tal vez, fue el periodo en el que más se posicionaron como grupo en la esfera pública. No obstante, son silenciados en las publicaciones del periódico oficial del partido. Un aspecto en el que coincidían con el PCC era en que no era momento para la lucha armada, tal vez, se puede tratar de que el partido no tenía interés en reñir contra estos disidentes por su estrategia de Unidad Popular. 

 

El ultraizquierdismo. 

 

En el año de 1963 se realizó el XXIX pleno del Comité Central del PCC, que trata varios temas coyunturales y publica sus conclusiones que son a su vez directrices que deben orientar el quehacer revolucionario de sus seguidores. El que es expuesto como el mayor peligro para la ideología comunista colombiana es el “ultra-izquierdismo” una versión “dogmática y sectaria”, de la ideología comunista. Otra de sus características, según las directivas comunistas, es su espíritu aventurero y la fraseología radical que invita a la toma del poder por las armas. Además, se condenó “el terrorismo anárquico que malgasta energías en el juego estéril de los petardos en el que participan también
sectores reaccionarios y se mezcla frecuentemente la provocación policiaca”. La estrategia del PCC era totalmente opuesta: se presentaba como una organización política con un activismo paciente. En este punto, Vieira y sus antiguos camaradas, los disidentes intelectuales, de los que fue coordinador de célula, encuentran un aspecto en común para la época. El partido ya veía en sus dirigidos la inconformidad que
sienten las masas al saber que nada cambia, todo sigue igual. El estatismo del PCC que en 33 años de lucha no había logrado conseguir el poder con una dirigencia vista ahora como rancia, anticuada y estéril. Esta tendencia hizo que varios comunistas simpatizaran con la idea de formar una guerrilla que aspiraría al poder político a través de la disputa del monopolio de la violencia al Estado captado por las élites bipartidistas del Frente Nacional. 

 

 

 

 

La historia de los nexos entre el PCC y la guerrilla de las FARC-EP se encuentra en gran parte de la historiografía de los llamados “violentólogos”10. Esta posee distintos matices sobre todo porque se conocen de negociaciones clandestinas entre el PCC y las autodefensas campesinas de Marulanda y compañía. En ese sentido, se estaría manejando un doble discurso a través del periódico oficial.
En Colombia el año de 1959 representa un punto álgido de una desbandada de militantes comunistas que influenciados por los acontecimientos de la década a nivel mundial (Muerte de Stalin, XX Congreso del PCUS, Invasión a Hungría) se desencantaron de un proyecto que simulaba una utopía pero que en realidad era otra cosa que trataban de entender. Sumado a los acontecimientos mundiales, el dogmatismo de la dirigencia del partido sepultó las expectativas de estos disidentes y provocó una separación de jóvenes intelectuales que trataron de fundar su propio partido político, su propio movimiento y su propia interpretación del marxismo y del comunismo. De 1956 en adelante se configuran de manera gradual las disidencias. ¿Cómo representó el periódico Voz de la democracia, órgano central del partido comunista de Colombia, esta situación? El PCC es caracterizado a este punto como fiel y subsidiario a las órdenes del PCUS, sin embargo, el mundo llevaba una década con la Revolución china que mostraba otras orientaciones del deber ser comunista. ¿Cuáles eran las perspectivas de las relaciones internacionales reflejadas en Voz de la Democracia?

 

 

La superioridad de Europa Oriental. 

 

 

En varios números del periódico se encuentran publicadas las proezas de Checoeslovaquia. El desarrollo industrial es uno de los puntos clave para mostrar la superioridad del sistema comunista. Celebraban que en mayo una delegación oficial del gobierno colombiano encabezada por el senador Horacio Rodriguez Plata (1915- 1987) trató de hacer unos vínculos de tipo comercial con Colombia. La figura de este senador es de gran importancia en la historia de las relaciones internacionales de Colombia y la URSS, historia que además no existe en la historiografía. Fue presidente de la Academia Colombiana de historia, era un abogado de la Universidad Libre, pero practicaba la historia con un enfoque de la complejidad tratando de superar las brechas entre la historia económica, social y política. La misión comercial colombiana por Europa oriental era vista con esperanza queriendo acercar a sus lectores a la “verdadera” historia de Checoeslovaquia sin los vicios de la “prensa pro-imperialista”. Antes de la segunda guerra mundial, Colombia ya sostenía relaciones comerciales con Checoeslovaquia, sin embargo, para 1959 solamente la Federación Nacional de Cafeteros sostenía una relación comercial vigente con este país. En consecuencia, no se trataban de relaciones bilaterales entre Estados sino una relación entre un grupo empresarial de elite en el país. No obstante, se espera un intercambio por “materias primas y maquinaria” pero no se habla nunca en específico a qué tipo de mercancías se está refiriendo. El informe del periódico se complementa con una reseña histórica y una descripción de los salarios y la familia que construye un marco ideal para los trabajadores al ser auspiciados por el Estado y contar con unos salarios “justos” que se negocian sin conflictos por los sindicatos. La imagen que proyecta Voz de la Democracia de Checoslovaquia es la tierra prometida para los trabajadores colombianos. Un modelo que seguir y un ideal el cual debe ser alcanzado.

Se destaca la visita de la delegación a distintas fábricas entre ellas la MIER de Bratislavia, en la que se destacaba la potencia tecnológica del país. La gira continuó y terminó en Alemania Democrática donde se intentaban establecer otros lazos. La visita de esta delegación recibió muchas críticas aún más bajo el ministerio de relaciones exteriores de Turbay Ayala que tenía afinidad con Estados Unidos. El
periódico tenía una gran fe en esta delegación y todo el año de 1959 se empeñan en que estos posibles acuerdos pueden mostrar la superioridad del sistema comunista frente al capitalismo.

Uno de los grandes temores de la oposición a esta delegación es que mediante las relaciones bilaterales se pudiera importar el comunismo. Los parlamentarios checos dejan claridad sobre el tema expresando que se trata de una serie de relaciones comerciales de carácter económico. Con un gesto particularmente utilitarista Voz de la Democracia muestra las relaciones bilaterales en el mismo tono.

También se fomentan las relaciones con Hungría a través de empresas de industria pesada como la Komplex y se publicitan las bondades del motor húngaro Ganz poseedor de una tecnología de punta. Las mercancías de Europa Oriental habían llegado a Colombia antes de la segunda guerra mundial y en varios campos de la vida diaria eran utilizados y recomendados por su utilidad, calidad y duración de los materiales. Pero en el contexto de la guerra fría, estas cualidades de las mercancías de Europa Oriental constituían un elemento de superioridad frente a otras mercancías que no tenían la misma calidad, eso ya era un motivo de señalamiento de la superioridad de un bando sobre otro.

Las relaciones con Europa Oriental eran una prioridad para el comunismo colombiano. Es evidente que el discurso no tiene el tono radical de la expropiación, la lucha declases, la abolición de la propiedad privada sino es, más bien, un discurso moderado que quiere mostrar el beneficio económico que le traería al país este tipo de relaciones. No sorprende que el discurso no tenga en cuenta la situación real de la
población checoeslovaca y húngara y se ignoren las voces disidentes que en la década que ya denunciaban los problemas del régimen. Precisamente esta situación da lugar a uno de los principales problemas para el discurso del periódico en 1959: El revisionismo. El otro, por supuesto, fue el imperialismo. El contenido editorial del periódico tiene como eje una constante lucha contra el revisionismo y contra el
imperialismo.

 

El revisionismo.

 

El mundo comunista luchaba contra dos enemigos: el externo y el interno. La lucha contra el enemigo interno estaba caracterizada por el concepto del revisionismo al cual le dedicaban gran parte del discurso. “La revisión de la doctrina marxista leninista” implicaba un cuestionamiento a las formas de interpretación del marxismo dada por el PCUS. El periódico insiste en mostrar los peligros que puede traer la idea de que grupos disidentes cuestionen o revisen esa interpretación. El principal argumento es apelar a las falacias de la retórica y la lógica señalando que esta práctica puede llevar a la desunión y aparece como una oportunidad para el imperialismo de derrocar el
proyecto comunista.

El revisionismo en los países de Europa oriental era un problema de magnitudes mayores. Aunque el periódico en todo el año 1959 no dedica una sola página a pensar el problema de intelectuales disidentes perseguidos por el régimen comunista. La reivindicación del discurso marxista-leninista trata de ocultar a Stalin y el estalinismo de la historia. Cómo si tras su muerte todo el aparato que creó haya sido sepultado con él. La situación de Europa Oriental es particularmente preocupante para el periódico oficial del PCC. Esta situación puede ser interpretada como un afán por dar un parte de tranquilidad entre los lectores comunistas que se estaban viendo tentados
por las disidencias del comunismo de URSS.

La posición unitaria era la solución contra la enfermedad del revisionismo y contra la dictadura. El gobierno de Rojas Pinilla había sido reemplazado por el Frente Nacional, pero se sentía una tensión de medidas antidemocráticas que debían ser combatidas con la unidad.

 

 

 

 Idealización de la situación de Europa Oriental y la URSS. 

 

 

El periódico del PCC funcionaba como un órgano de propaganda del discurso soviético, siendo evidente el fanatismo y la existiendo una ausencia del pensamiento crítico y de la autocrítica. Estos elementos fueron centrales para la disidencia que para poder pensar tenían que escapar a este discurso. El periódico ignora todos los acontecimientos históricos de la resistencia al régimen soviético en Europa Oriental. Puede ser que la dirigencia del PCC también. Toda la información que venía de la URSS estaba filtrada por el PCC, o mejor, estaba filtrada por un solo hombre: Gilberto Viera White. La interpretación de Gilberto sobre el discurso soviético era la interpretación del partido y la línea a seguir. Así como se desarrolló una idealización frente a lo soviético también hay un culto a la personalidad del secretario del partido. Usualmente se ven las interpretaciones de Viera sobre distintos temas.

Los pecados de un disidente: Antonio Pinzón alias Mauricio Torres

 

 

Para la época el grupo de disidentes es bastante amplio. Para algunos historiadores el primero grupo disidente fue el MOEC 7 de enero, sobre el que la historiografía se ha ocupado en la última década. La diferencia entre los disidentes analizados por mí y los disidentes del MOEC es que estos entraron a formar directamente un grupo guerrillero. Posición que para los disidentes intelectuales no estaba muy clara. En 1959 Antonio Pinzón escribe un artículo que desata la furia del PCC: 

 

La desbandada de militantes comunistas tenía amenazada la unión y sobre todo la jerarquía del PCC en la izquierda colombiana. La resistencia que se evidencia contra nuevas o alternativas interpretaciones de la revolución era francamente inaceptable. 

 

 

La iglesia en las relaciones internacionales con la URSS.

 

El sacerdote jesuita Rafael García Herreros (1909-1992) tuvo un papel importante en la mediación de las relaciones  internacionales entre la URSS y Colombia. La iglesia católica medio en este tipo de relaciones para el año de 1959. Los comunistas del PCC veían esta mediación con esperanza. Es importante destacar que para este año se tenía un sentido pragmático de una posible alianza democrática con otros sectores que permitieran la aceptación del PCC dentro de la política colombiana.

Conservadores y comunistas:


Una interesante apreciación de un general de la dictadura de Rojas Pinilla: comunistas y conservadores “laureanistas” hacían parte de una alianza creada para derrocar al general en los acontecimientos que dieron origen al “Dia del estudiante” en 1954.

El periódico está conmemorando este día con la cita de este general. En este año de 1959 tiene una clara intención de hacer sentir el movimiento comunista colombiano como un movimiento democrático que tiene diálogos y conexiones con las dos distintas corrientes políticas colombianas: el liberalismo y el conservadurismo.

 

 

Unidad cultural. 

La visita oficial del equipo spartak de Moscú y su enfrentamiento contra el equipo de futbol Millonarios FC también tenía una connotación importante para el periódico. Este evento deja ver que de todas formas si había unas gestiones del Estado Colombiano y de algunos sectores privados por crear unos lazos con la URSS al finalizar la década de 1950. No se puede pensar que la Guerra Fría había puesto a Colombia en el extremo de perder todo contacto con el mundo del socialismo real. Por lo menos hasta este año no había sucedido. 

 

 Las lecturas recomendadas del PCC 

 

En el periódico se recomiendan las lecturas para los comunistas. Se destaca una invitación a las lecturas de Marx y Lenin.

Hay una corriente en la literatura promocionada que tiene que ver con la lucha contra el “imperialismo yanqui” una corriente que se ve reforzada posteriormente con la Revolución Cubana. Una mirada que busca la identidad latinoamericana y la oposición al país hegemónico de la región, en este caso Estados Unidos.

En la literatura todavía sigue siendo recomendado Stalin y persiste la lectura de Manual soviético. De ninguna manera aparecen los disidentes intelectuales del mundo con sus publicaciones, no aparecen otras miradas y análisis del marxismo, nada que se considere alejado del canon soviético. El XX congreso de 1956 declaró de manera formal una separación o superación de Stalin y el Estalinismo pero en la práctica el discurso había permeado la organización comunista colombiana y del PCUS.

Otro tanto acontece con la invitación a las lecturas infantiles soviéticas y chinas. Un proyecto cultural para acercar a la cultura colombiana al conocimiento de los países socialistas.

Finalmente publicitaban la emisora Radio Praga Internacional que para el caso colombiano se convirtió en la emisora más importante que traía las noticias de lo que estaba pasado en la URSS y en Europa Oriental. La historiografía colombiana no cuenta con un trabajo sobre esta emisora, pero la impronta cultural que dejó en los oyentes colombianos es memorable pues fue la forma principal de conocer esa cultura.

 

                                                              Conclusiones 

 

La agenda informativa de 1959 del periódico Voz de la democracia se integraba por: la propaganda del comunismo internacional, el llamado a la unidad de fuerzas políticas y la lucha contra el revisionismo y el imperialismo. El culto a la personalidad de Gilberto
Vieira es una constante de las publicaciones. Hereda todas características de un liderazgo absoluto y por el cual debía pasar las orientaciones centrales que dirigían la vida del partido y sus militantes. En contraste, existe un bajo perfil de los miembros del PCC, de otros camaradas de la dirección y de una base que hacía operaciones de tipo clandestina. Aunque hay publicidad de las obras de Stalin no hay una mención o análisis más allá. En la parte consciente era necesario una separación, pero en la parte inconsciente eran más estalinistas que nunca. El papel de la mujer es destacado en varias publicaciones, demostrando su importancia y la centralidad en una sociedad
comunista. Tal publicidad tiene la intención de ganar el público femenino a los intereses del partido. Finalmente, la unidad a través del frente democrático destacando a personajes como Luis Emiro Valencia y Gerardo Molina son una característica importante de la necesidad que tenía el PCC de fortalecerse en un espectro político más amplio. Así, la política del PCC del año 1959 se tensiona entre la apertura y el
dogmatismo.

 

Frente a los disidentes intelectuales las publicaciones de 1959 no hacen mención directa. Se hace alusión a algunos disidentes de lo que posteriormente sería el MOEC 7 de enero. Los disidentes hacían parte del movimiento revisionista que tenía como reflejo internacional a Tito. Tampoco son mencionadas las disidencias intelectuales de los países de Europa Oriental ni sus críticas a la interpretación soviética del marxismo. Las redes entre los intelectuales disidentes de la URSS y de Colombia guardan una importancia para la comprensión del mundo comunista del siglo XX. 

 

Es necesario consolidar una tipología de disidentes que logre captar los distintos matices de la historia intelectual de las disidencias comunistas. El duranismo hace parte de las disidencias reaccionarias. El MOEC hace parte de las disidencias armadas y la intelligentsia que hace parte del profesorado de varias universidades hace parte de las disidencias intelectuales. La estrategia de la unidad popular no
consideraba a los disidentes intelectuales un objeto de interés en este periodo. Había unas prioridades como lo eran aleccionar a los comunistas con los ejemplos del MOEC y perseguir al duranismo. 

 

 La comparación de las disidencias entre Colombia y Europa oriental guardan unas generalidades abstractas como: El dogmatismo, la pérdida de la fe, el fin del dogma, el delirio mesiánico de la salvación comunista, el culto a los líderes, la creación de símbolos y mártires, la oposición al fascismo. También guarda relación en algunas prácticas de resistencia. En cuanto al contexto la oposición de los intelectuales es totalmente diferente. En Europa se oponen al comunismo en el poder. En Colombia las disidencias son frente a un Partido que no ocupa la posición de poder. Otra cosa es la oposición de los intelectuales disidentes colombianos al poder político ejercido por gobiernos democráticos de derecha enmarcados en el bipartidismo. Una característica particular de esta comparación es que la temporalidad y los hitos alrededor de las disidencias coinciden solamente en 1956 con el XX Congreso. La recepción de otros eventos tales como: La invasión a Hungría (1956) o la Primavera de Praga (1968) no tienen la misma connotación. Otros eventos como la Segunda Guerra Mundial tienen
algún impacto, pero no es el mismo. Así mismo la Revolución Cubana (1960) careció de una recepción relevante en Europa de oriental. En este sentido la matriz para poder realizar la comparación entre estas dos realidades es la ideología comunista, el discurso comunista.

 

                                                                 

 

                                                                 Bibliografía 

Archivos. 

Biblioteca Nacional de Colombia (BNC). Bogotá, Colombia. Hemeroteca. Periódico Voz de la Democracia.

 

Biblioteca Nacional de Colombia (BNC). Bogotá, Colombia. Hemeroteca. Periódico Voz Proletaria.

 

 Archivo personal de Juan Pablo Díaz Rodríguez. Entrevista a Bernardo Tovar. Diciembre 7 de 2019. Registro magnetofónico.

 

                                                            Historiografía 

 

-Harris, J. (2017) El Gran Miedo. Una nueva interpretación de terror en la Revolución Rusa. Colombia: Editorial Planeta.
-Haslam, J (2016) Vecinos Cercanos y distantes. Nueva historia del espionaje soviético. Colombia: Editorial Ariel.
-Lewin, M. (2007) El siglo Soviético. Barcelona: Akal.
-Manrique Arango, C. (2013) Apuntes para una historia del Partido Socialista Democrático de Colombia (1939-1949). En Desbordes, Revista de Investigaciones de la Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades, Unad. Volumen 4. Enero – Diciembre. 2013.
-Shore, M. (2009) The end of. Communism as a generational history: ome thoughts on Czechoslovakia and Poland. En Contemporary European History, Vol. 18, No 3, Revisting 1989: causes, course and consequences. Cambridge University Press.
-Zoure M. (2015) La revista internacional (Problemas de la paz y del socialismo) y América Latina en los años 1958–1968. En ibero-americana pragensia – supplementum 40/2015 – PP. 101-125

 

Revista Desafíos del Desarrollo
ISSN 2796-9967