Juan Carlos Torre: Diario de una temporada en el quinto piso

Juan Carlos Torre: Diario de una temporada en el quinto piso. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Edhasa. 544 páginas, 2021. ISBN: 978-987-628-618-3

                  

Pablo G. Bortz
Universidad Nacional del Oeste – CONICET – Universidad Nacional de San Martín.
ORCID :https://orcid.org/0000-0001-8643-1271
Mail:pbortz@uno.edu.ar

Juan Carlos Torre ha volcado en este libro una recopilación de notas, diarios, grabaciones y cartas escritas entre mayo de 1982 (en medio de la Guerra de Malvinas) hasta el 3 de abril de 1989, días después de la renuncia de Juan Vital Sourrouille al cargo de Ministro de Economía. Ese tiempo fue un período convulsionado en el país, entre la derrota en la Guerra de Malvinas, el fin de la dictadura militar, la vuelta de la
democracia, el éxito inicial del Plan Austral, y el fracaso del Plan Primavera, a las puertas de la hiperinflación de 1989. Torre fue miembro del equipo que acompañó a Sourrouille durante la gestión de Raúl Alfonsin. Sourrouille ocupó en un primer momento la
Secretaría de Planificación (la actual Secretaría de Política Económica, que se encuentra en el octavo piso del edificio del Ministerio de Economía). A partir de febrero de 1985 se desempeñó como ministro de Economía, ocupando las oficinas del quinto piso de dicho edificio, lo que le da el nombre al libro. Torre, de formación como sociólogo, fue el Subsecretario de Relaciones Institucionales de Sourrouille, y tuvo
acceso privilegiado a la formulación y gestión de la política económica durante el período.

 

El libro está estructurado cronológicamente en tres capítulos, más diez apéndices. El primer capítulo, compuesto de cartas enviadas a su hermana, abarca el período desde el retorno del autor a Buenos Aires (estaba radicado en Oxford) en mayo de 1982 hasta
días después de la victoria electoral de Alfonsín, con una carta enviada el 5 noviembre de 1983. Es el capítulo más corto del libro, con 33 páginas. Los temas que abordan esas cartas resonarán en la mente de cualquier académico interesado en la historia argentina: la postura del intelectual frente a la Guerra de Malvinas; la descomposición de la dictadura militar; la recomposición de la democracia, los partidos políticos y las organizaciones sociales, en medio de una profunda crisis económica. Ya en la redacción de esas cartas Torre demuestra ser un excelente escritor y un agudo analista de la situación política del país. Para decirlo en términos claros: la lectura de la primer carta
ya amortiza la compra del libro.

 

El segundo capítulo arranca en la convocatoria que recibe de parte de Sourrouille (vía un amigo en común, Adolfo Canitrot) para formar parte de su equipo en la Secretaría de Planificación, al comienzo de la gestión de Alfonsín. En abril de 1984 Torre empieza a realizar una serie de grabaciones para llevar un registro histórico de las vicisitudes de la gestión económica. El primer ministro de Economía de Alfonsín fue Bernardo.

 

 

Grinspun, que tuvo una relación tirante (cuando no decididamente mala) con Sourrouille. Las diferencias se expresaban por ejemplo en las negociaciones con el FMI, la política presupuestaria, la relación con los sindicatos y la política salarial. Grinspun era un hombre que provenía del riñón del radicalismo, así como otros funcionarios de la gestión, incluyendo directores del Banco Central, secretarios, y presidentes de otros organismos. Sourrouille, en cambio, no era un personaje alfonsinista o radical. El fracaso de las negociaciones con el FMI, la espiralización inflacionaria, sumado a otros incidentes, dieron lugar al desplazamiento de Grinspun y el ascenso de Sourrouille al cargo de ministro. 

 

 

Esa gestión está registrada en el capítulo tres, el más largo del libro. El diseño, implementación, éxito y deshilachamiento del Plan Austral ocupan la parte sustancial del capítulo. Las grabaciones, a veces con aportes de otros miembros del equipo económico como Canitrot o José Luis Machinea, son de una resonancia actual ensordecedora. Los vínculos geopolíticos y “la presencia del Imperio” en el marco de las relaciones con el FMI; las internas y disputas dentro del gobierno y con el radicalismo; las disputas, acciones y reacciones dentro del sindicalismo y en la relación de este con el gobierno, en medio de sucesivos paros, entre otros aspectos, están todos abordados y descritos de primera mano por personajes inmersos directamente en los acontecimientos. Las analogías con la coyuntura argentina al momento de escribir esta reseña surgen espontáneamente. El lector sabrá que conclusiones extraer. Cabe resaltar una cuestión: aún asumiendo una clara posición de defensa de la gestión de Sourrouille, Torre es bastante transparente en lo que se refiere a las autocríticas realizadas en el mismo momento.

 

 

El libro de Torre permite una gran variedad de ángulos de lectura: la del intelectual convocado a la función pública; la de un técnico (o un equipo técnico) tratando de hacer política económica en medio de fuertes restricciones; la interrelación, muchas veces traumáticas, entre la coyuntura y las fuerzas políticas y la mencionada elaboración de la política económica; la vida privada de las personas que desempeñan cargos públicos (mientras fue funcionario, Torre también fue padre); y la necesidad histórica de transmitir a las futuras generaciones las experiencias vividas en la gestión pública por parte de aquellas personas que llegan a ocupar cargos de responsabilidad. El libro de Torre es un rara avis en ese sentido. El formato de “diario”, en vez de narración, es un gran acierto, en un libro muy bien escrito. El registro histórico que llevó Torre es un ejemplo a imitar para los funcionarios públicos. El libro es simplemente de lectura imprescindible y obligatoria para cualquier interesado en la política y la economía argentina, tanto desde una perspectiva histórica como actual.

Revista Desafíos del Desarrollo
ISSN 2796-9967