Autor: Byung- Chul Han (Seúl, 1959), filósofo y ensayista alemán de origen surcoreano, teórico de la cultura y profesor de Filosofía y Estudios culturales en la Universidad de las Artes de Berlín. Entre sus obras cabe destacar La sociedad del cansancio y La agonía del Eros.
Editorial: Taurus
Año: 2021
Traducción: Joaquín Chamorro Mielke.

El autor en este libro aborda la desmaterialización del mundo actual, el paso de lo material a la era de la información y la digitalización. La pérdida de la naturaleza de las cosas a raíz del creciente caudal de información que manejamos hoy en día. Han plantea que, actualmente se transita desde la era de la cosa a la de la no-cosa. La cosa en sí misma deja de tener un lugar de privilegio en el mundo y en su lugar la información acapara toda atención. La información se hace pasar por libertad, pero cada vez se está más sometido a ella. La digitalización desmaterializa y descorporeíza al mundo. Desaparecen los recuerdos y se comienza a almacenar una enorme cantidad de datos.

En el transcurso del libro, el autor hace referencia a diferentes filósofos, teóricos y escritores entre los cuales se puede destacar a Friedrich Nietzsche, Martin Heidegger, Franz Kafka, Sigmund Freud, Antoine de Saint-Exupéry y Hannah Arendt. Haciendo mención a esta última, el autor, enfatiza que ¨las cosas del mundo estabilizan la vida¨. Postula que la verdad de las cosas le dan firmeza al ser, constancia y duración, son el sostén de la vida. Por su parte, la digitalización, pone fin a la era de la verdad y comienzo de la era posfactual, donde la información es volátil, por tanto, se pierde la firmeza y se pierde todo sostén. La información deja de ser informativa para ser deformativa. No se distingue entre lo falso y lo verdadero, la información que circula es sin referencia a la realidad. Aparecen las fake new, y se comienza a valorar el impacto a corto plazo de la  información más que la veracidad de la misma. De esta manera los sentimientos y las emociones dominan la comunicación más que los propios hechos en sí mismos. 

Asimismo, menciona que todo lo que estabiliza la vida requiere tiempo. La responsabilidad, el compromiso, las obligaciones son prácticas que requieren tiempo. La vorágine de la información hace que vivamos precipitados ante las acciones rutinarias de la vida. Se pierde la capacidad de observación larga y lenta, e impide detenerse en la información. 

Han concluye sosteniendo que las personas se vuelven ciegas y toman una actitud egocentrista donde todo se somete a sus necesidades y donde el otro queda relegado, teniendo que replantearse la verdadera fusión del ser para poder salvar a la humanidad de la pobreza en el mundo.