Estudios sobre racismo en la Revista de Ciencia Política. Una aproximación desde la teoría política y las perspectivas antirracistas

Studies on racism in the Revista de Ciencia Política. An approach from political theory and anti-racist perspectives

                  

                                                                                                              Facundo Zannier (1) 

 

1.Licenciado en Ciencia Política por la Universidad de la República. Candidato a magister en Ciencia Política por la Universidad de San Martín. Investigador de Facultad de Derecho (Universidad de la República).

ORCID: https//orcid.org/0009-0008-9442-2912 Correo electrónico: facundozannier-1995@gmail.com

                                                                             Resumen 

 

      El artículo reflexiona sobre las investigaciones de la ciencia política vinculadas al racismo, el colonialismo y el imperialismo. En este sentido, se detiene a observar y problematizar no solo los trabajos que visibilizan e interpretan el racismo de manera explícita, sino aquellos que abordan temas relacionados a esta problemática como: la cuestión indígena, la xenofobia, las relaciones coloniales-imperiales, el tensión entre Estado y nación, los conflictos étnicos, el extractivismo de recursos, los derechos identitarios y territoriales, la desigualdad y la pobreza, las formas de participación de sectores racializados y el rol de las instituciones. Se trata de un análisis exploratorio que acota su objeto de estudio a la Revista de Ciencia Política (RCP), una de las más significativas y de más alto impacto en el contexto latinoamericano. Su objetivo se dirige entonces, a pensar críticamente las diferentes formas en que el racismo se evidencia (o se oculta) como problema, así como los 2 modos en que esta misma forma de poder penetra en el conocimiento politológico (2) .

 

 Palabras clave

Racismo, ciencia política, conocimiento, poder, legado colonial      

                                                                               Abstract

     

    This article reflects on political science research related to racism, colonialism, and imperialism. From this point of view, it observes and problematizes not only works that explicitly address and interpret racism, but also those that address related issues such as indigenous issues, xenophobia, colonial-imperial relations, tensions between state and nation, ethnic conflicts, resource extractivism, identity and territorial rights, inequality and poverty, the participation of racialized sectors, and the role of institutions. This is an exploratory analysis that focuses on the Revista de Ciencia Política (RCP), one of the most significant and impactful journals in the Latin American context. Their goal is to think critically the different ways in which racism is evidenced (or hidden) as a problem, as well as the ways in which this form of power penetrates political knowledge.

 

                                                                               Keywords

Racism, political science, knowledge, power, colonial legacy                                                                             

 

Introducción al problema de estudio
 

  La investigación se propone indagar desde una perspectiva crítica la forma en que el racismo es abordado por la ciencia política. Específicamente, centra su análisis en una de las revistas más importante de la ciencia política en el contexto latinoamericano, como lo es la Revista de Ciencia Política (RCP), perteneciente a la Pontificia Universidad Católica de Chile (Bulcourf, Krzywicka y Ravecca, 2017; Bulcourf, 2021, 2017; Ravecca, 2019). Se trata de una revista que, a diferencia de otras, concentra únicamente investigaciones de ciencia política.

    El marco temporal escogido abarca las publicaciones durante el período democrático (1991-2022). Esta decisión permite, por un lado, enfocar la investigación en un contexto, que, a pesar de sus cambios, mantiene el mismo régimen político hasta la actualidad. Y, en segundo lugar, porque la investigación refleja una preocupación por las relaciones de poder racista en el presente, bajo la hegemonía del credo liberal. Sin embargo, esto no significa ignorar la producción académica en los años de autoritarismo, que incluso fue más productiva en términos de cantidad de publicaciones, que en democracia (Ravecca, 2019). El autoritarismo también ha impulsado el desarrollo de la ciencia política en países como Brasil y México (Barrientos del Monte, 2013). Sin lugar a duda, sería interesante realizar un estudio comparado que integre la forma en la que se habla del racismo en momentos de autoritarismo, de transición a la democracia y con esta ya constituida. Por otra parte, ahondar en una sola revista facilita una reflexión más exhaustiva e interpretativista, contrariamente a si se analizaran otras revistas, donde el trabajo comparativo sería inevitable.

     La investigación presenta en primer lugar los aspectos teórico-metodológicos y antecedentes de los que parte su análisis. La siguiente sección comienza con un análisis más descriptivo-exploratorio y cuantitativo que registra las áreas temáticas y la distribución temporal de los trabajos que abordan algunos temas cercanos a la problemática del racismo. La tercera sección, problematiza las publicaciones del área que acumula mayor cantidad de publicaciones, de acuerdo con la indagación: “Instituciones políticas y gobierno”. Aquí se reflexiona sobre las perspectivas de los artículos, el trasfondo de sus relatos y los modos en que se habla y no se habla de racismo, enfocándose en un análisis más profundo e interpretativista que conservará en los siguientes apartados. La cuarta sección analiza críticamente algunos artículos que sitúan al racismo (no necesariamente en todo el texto) como un elemento importante. La quinta sección aborda distintas publicaciones pertenecientes al área “Estudios disciplinares”, las cuales fueron publicadas bajo el mismo eje en el año 2005 y 2015. Uno de los textos que contempla este último apartado servirá como puente para las reflexiones finales de la investigación, la cual se focaliza en las relaciones de poder y sus vínculos con el conocimiento respecto al racismo. Además, aquí se presenta una breve problematización sobre la misma crítica que plantea el trabajo.

 

 

Aspectos teóricos-metodológicos

 

     Los estudios disciplinares que intentan narrar y explicar la historia de la ciencia política han pasado por distintos momentos o etapas que se distinguen por sus formas de abordar este ejercicio introspectivo. Recientemente, la aparición de algunos trabajos ha inaugurado una nueva etapa más crítica y reflexiva, a diferencia de los estudios precedentes que solían ser más exploratorios y descriptivos (Bulcourf, 2021). Esto se explica, entre otros motivos, por la madurez de la propia disciplina en el continente y la creación de una subárea dedicada específicamente a reconstruir críticamente la historia de la ciencia política. Esta nueva perspectiva, no se limita a explorar únicamente los temas, métodos y teorías que la disciplina ha tratado con mayor énfasis, o el desarrollo de las distintas instituciones y actores, sino que se interesa por las relaciones de poder inmersas en la disciplina, las asimetrías del saber, los problemas epistemológicos y la manera en que es afectado por su contexto, al tiempo que incide en este (Ravecca, 2014, 2019; Bulcourf, 2021, 2017; Bulcourf, Gutiérrez, Cardozo, 2015). Esta forma novedosa de adentrarse en los estudios disciplinares involucra diversas perspectivas teóricas y metodológicas para desentrañar y pensar en profundidad los aspectos mencionados anteriormente.

     El desarrollo de este subcampo de (auto)conocimiento disciplinar fue construido por autores/as que han dedicado sus investigaciones a reflexionar sobre la ciencia política. Entre ellos/as podemos destacar a Cecilia Lesgart, Enrique Gutiérrez Márquez, Paulo Ravecca, Sergio Ángel Baquero, Julián Caicedo Ortiz, Julián Cuéllar Argote y Pablo Bulcourf (Bulcourf, 2015). Además, otro suceso importante que promovió él estudió crítico de la disciplina fue el “Movimiento de Popayán” del año 2014 y la conformación de los grupos de estudio sobre la ciencia política RC 33 de IPSA y el Grupo de Investigación sobre la Historia de la Ciencia Política en América Latina (GIHCIPOLAL-ALACIP). Sin embargo, no podríamos comprender esta forma de reflexionar sobre la disciplina, sin los estudios que antecedieron a esta nueva perspectiva (Bulcourf, 2021). Asimismo, tampoco se trata de un proceso lineal, sino de un transcurso ambiguo que produjo las condiciones para este tipo de elaboraciones analíticas. Este recorrido de los estudios críticos no deja de ser una construcción narrativa, un relato que implica integración y revisiones de algunas tradiciones del pensamiento político (Barrientos del Monte, 2013), así como exclusiones, silencios y demarcaciones (Ravecca, 2019; Bulcourf, 2021).

      Algunas de las recientes investigaciones sobre la disciplina subrayan la importancia de comprenderla como el resultado de los intercambios que mantiene con el mundo exterior (Ravecca, 2019; Bulcourf, 2021). La identidad y autonomía de la ciencia política es una consecuencia de esta interacción con lo que sucede fuera de sus fronteras, las cuales nunca son fijas ni absolutamente visibles. De allí la relevancia ética que posee la indagación de nuestras prácticas para responsabilizarnos de las opresiones que desde el saber pueden reproducirse, reinventarse o simplemente ejercerse. Desde luego, este presupuesto ético también es indispensable para el ejercicio de la propia crítica (Ravecca, 2019; Bulcourf, Gutiérrez y Cardozo, 2015; Spivak, 2011; Butler, 2001).

        Este trabajo toma fundamentalmente la perspectiva de “la política de la ciencia política” (Ravecca, 2014, 2019) para profundizar sus preguntas sobre la forma en que se manifiesta la política al interior de la disciplina, la cual tiene implicancias en la forma que conoce la realidad, en la elección de sus temas, perspectivas, métodos, conceptos y preguntas, e incluso, en los cuerpos o subjetividades que pueden circular en la academia. Este último elemento no va a ocupar un lugar en el análisis de esta investigación, pero es un aspecto fundamental si queremos desentrañar las distintas operaciones de la colonialidad del poder. La academia es un ámbito restringido, que permite la presencia de ciertos cuerpos específicos, autorizados y regulados por múltiples registros del poder que se interconectan (Butler, 2000; Davis, 2005; Spivak, 2011; Ravecca, 2013, 2019; Grosfoguel, 2007; Quijano; 2014b) y atraviesan este espacio como la homofobia, el patriarcado, el racismo y el clasismo, entre otros (Ravecca, 2019, 2022b; Segato, 2012; Baquero y Rico, 2013; Fernández, 2005). Por este motivo, es imprescindible reflexionar sobre la constitución de este espacio, así como sus exclusiones y violencias más explícitas. Ravecca (2019) y Segato (2012) reconocen la blanquitud de la academia, la cual no sólo impacta en la vivencia, oportunidades y prestigio de los sujetos allí dentro, sino, en la distribución de la verdad, las condiciones de posibilidad del conocimiento y el valor de los saberes.

     Para adentrarse en este ejercicio, la investigación, además de recoger algunos trabajos críticos sobre la ciencia política, incorpora distintas teorías enfocadas directamente en la problemática racista. Dentro de estas corrientes teóricas algunas se identifican como decoloniales, poscoloniales y antirracistas. Al mismo tiempo, podríamos considerar la perspectiva general de este estudio como interpretativista, guiado por la teórica política (Ravecca y Rossello, 2020; Brown, 2011; Cansino, 2007). Los silencios y ausencias detrás de los discursos serán un aspecto clave en este estudio (Carver, 2020; Spivak, 2011; Ravecca, 2019, 2014; Bulcourf, 2021; Mbembe, 2016).

      Dentro de la ciencia política latinoamericana aún es difícil encontrar trabajos que recojan estas literaturas antirracistas, como tampoco se hallan estudios propiamente decoloniales y poscoloniales que piensen desde la ciencia política. Por este motivo, el artículo se propone pensar desde la teoría política, dado que, si bien esta subdisciplina tampoco ha incorporado el pensamiento antirracista (salvo algunas excepciones), su lenguaje y formas de proceder se aproximan a dicho pensamiento (Baquero y Rico, 2013).(3) Traer a autores como Jacques Rancière nos permite trazar un puente entre la teoría política y el pensamiento antirracista, con el objetivo de reflexionar sobre la ciencia política desde su interior. (4)

      Por último, quisiera señalar que la crítica de esta investigación se aleja de posturas que generan una brecha entre un supuesto “Yo” crítico y reflexivo, distinto de “Otro(s)” politólogos racistas (5). En primer lugar, porque este gesto situaría al Yo en un lugar de pura bondad y desafectado por la ideología colonial (Ravecca, 2019, 2022a; Spivak, 2011). Y, en segundo, porque se trata más bien de observar cómo el discurso y la ideología colonial se filtra en el conocimiento politológico. Esto sólo puede lograrse con la promoción de un intercambio plural y una apertura hacia estas discusiones. Aquí se busca un enriquecimiento productivo entre las distintas corrientes de pensamiento, entendidas como saberes inacabados.

 

Un acercamiento a la Revista de Ciencia Política y sus publicaciones en torno al racismo

 

     Encontramos desde 1991 hasta el año 2022 publicados 793 trabajos en la Revista de Ciencia Política, dentro de los cuales se hallan artículos, reseñas de libros y entrevistas. Las reseñas y entrevistas también fueron incluidas en la investigación porque allí también se evidencian discursos interesantes acerca del racismo. De la totalidad de las publicaciones fueron seleccionadas (filtradas) 114, con la ayuda del programa Atlas Ti. Esto no quiere decir que los 114 estudios traten sobre racismo, sino que al menos refieren, en algunos momentos o en todo el recorrido del texto a la temática que nos interesa indagar. De hecho, sucede en varias ocasiones, que artículos donde el racismo aparece en una sola página o inclusive en un solo párrafo, resulta más significativo a los ojos de esta investigación, que aquellos donde se examinan los conflictos entre pueblos indígenas y gobierno. Recordemos que el objetivo aquí planteado se dirige a observar y deconstruir la forma en que estos temas son abordados y narrados. Asimismo, también se visualizan publicaciones que no mencionan en ningún momento al racismo, como tampoco las desigualdades en términos de etnia, la discriminación y la violencia, entre otras cuestiones. Igualmente, en su silencio, dicen mucho acerca de la cuestión del racismo.

 

     Un primer análisis que quisiera plantear se corresponde con la temporalidad de las publicaciones, lo que nos permite observar la distribución por año de los artículos que indagan o mencionan temas relacionados al racismo. Sin embargo, en el recorrido del texto no veremos una reflexión guiada a través de los años, aunque sí referencias temporales. Más que un análisis histórico sobre la ciencia política el planteo de este artículo intenta mostrar a la ciencia política anclada en la historia.

    En el gráfico 1 podemos visualizar un aumento de trabajos que, en cierta medida, comprenden temas relativos a la cuestión del racismo. Sin embargo, este crecimiento no es lineal. Se observan momentos en donde vuelven a bajar las producciones de estos artículos. Por otra parte, también se pueden distinguir tres etapas de acuerdo con el volumen de publicaciones. La primera, desde 1991 hasta 1994 contiene muy pocas publicaciones antes de producirse una brecha importante durante 1995 y 1999 donde no se hallan discusiones que aborden el racismo en ningún sentido. En una segunda etapa, ubicada entre los años 2000 y 2013, existe un aumento significativo de publicaciones que llegan a cuatro, o más de cuatro en algunos años. Por último, la tercera etapa que fue identificada, comienza en el año 2014 y va hasta el 2022. Se observa en esta un aumento importante de publicaciones principalmente en los años 2014, 2017, 2020, 2021 y 2022 que llegan a siete o más de siete. Asimismo, es notoria la irregularidad de la segunda y tercera etapa señaladas. Si bien existe un aumento, en ambas circunstancias aparecen decaídas que develan el tratamiento disperso y contingente del racismo en la RCP. De todos modos, también se puede detectar este incremento al observar los valores promedios de las publicaciones. (6)

     Ahora, pasemos a observar una clasificación de las publicaciones ordenadas por tema. Bulcourf (2021) identifica nueve áreas principales en la ciencia política, aunque advierte que existen otras formas de clasificación: Comunicación política y opinión pública; Estado, administración y política públicas; Estudios disciplinares; Género y política; Instituciones políticas y gobierno; Metodología; Política comparada; Relaciones internacionales; y por último Teoría política. Sin embargo, aquí se incluyen otras áreas que se consideran relevantes y suelen estar comprendidas en distintos congresos de la disciplina. Estas son: Grupos de interés y movimientos sociales, e Historia política. Además, fue necesario adicionar dos categorías más por haber artículos que escapan sustantivamente a las clasificaciones mencionadas como: Entrevistas; Etnografías y Reseñas.

     En este segundo gráfico (gráfico 2), es notoria la predominancia de artículos que perteneces a los estudios de “Instituciones política y gobierno”. Esto se debe, posiblemente, a que estamos ante el área más dominante en la ciencia política y que, a partir del año 2006, la revista dispone de una publicación (7) para investigaciones dedicadas exclusivamente al análisis político de distintos países latinoamericanos. En su gran mayoría estos análisis centran su mirada en las instituciones políticas, el gobierno y sus disputas con distintos actores. Fundamentalmente este ejercicio es llevado a cabo desde una perspectiva institucionalista influenciada por la teoría de la “elección racional”, propia de la ciencia política norteamericana (Rocha, 2013; Ravecca 2014; Bulcourf, 2021; Bulcourf, Krzywicka y Ravecca, 2017). Es muy distinto el caso de las publicaciones enmarcadas dentro de Teoría política (la segunda área que más artículos incluye acerca del racismo y/o sus problemas), dado que no se observa un incremento de estas publicaciones a través de los años. Luego, las publicaciones se reparten de forma similar entre las áreas de Estado, administración y políticas públicas; Historia política; Estudios disciplinares; Relaciones internacionales; y Grupos de interés y movimientos sociales.

    Continuando con algunos hallazgos generales, uno muy importante tiene que ver con la inexistencia de trabajos que construyan al racismo como su objeto de estudio. Al mismo tiempo, hay una cantidad muy limitada de textos que (aun centrándose en otros temas), incorporan una perspectiva antirracista, analizan ciertas situaciones de racismo o encuentran al racismo como un factor importante que explica ciertos sucesos políticos. De hecho, la palabra “racismo” es difícil de encontrar en las publicaciones de la RCP y, quienes las mencionan, no suelen profundizar en este problema o examinar sus causas. En su lugar suelen utilizarse algunos términos similares como “desigualdad étnica” o “discriminación racial” que se dirigen a visibilizar las inequidades sociales. Volveremos sobre algunas de estas cuestiones.

     Por otro lado, algunos artículos dentro de Teoría política e Historia política trabajan fuertemente la cuestión étnica en conjunto con la idea de nacionalismo en referencia a los conflictos étnicos en Europa del Este y fenómenos como el nazismo o fascismo.(8) En general, estos trabajos no interpretan al racismo como una causa de esos conflictos, sino que presentan estas disputas en términos culturales que refieren al enfrentamiento entre distintas comunidades nacionales. En cierto sentido, esta mirada, hija de su tiempo, desatendía las cuestiones históricas del racismo y el colonialismo inscriptas en estas disputas, aunque visibilizaban las problemáticas en torno a las minorías étnicas.

 

Instituciones políticas y gobierno. El sujeto indígena

 

     En esta sección, se aborda específicamente el área de Instituciones políticas y gobierno, para observar detenidamente cuáles son los temas que rodean la cuestión del racismo (o al menos visibilizan dimensiones que refieren al racismo). Este eje será examinado de manera particular, por la cantidad de publicaciones que acumula respecto a los demás. Si bien se explicitan algunos textos, se trata de un análisis más general acerca de los modos en que el problema del racismo circula en este subcampo de estudio. Generalmente, el racismo en estas investigaciones aparece cuando se introduce a los pueblos indígenas como agentes políticos, desde una mirada de corte más institucionalista y, hasta cierto punto, guiada por la corriente teórica de la “elección racional”.

    En la mayoría de los casos la cuestión indígena aparece dentro de esta área de estudio para resaltar los conflictos, negociaciones y alianzas entre el gobierno y los pueblos indígenas. De allí se desprenden otras discusiones que relacionan al sujeto indígena con: la política subnacional, el territorio (estrechamente relacionado con la autonomía de los pueblos indígenas), sus vínculos y presencia en el parlamento, las desigualdades sociales y algunas disputas que implican la coerción violenta (9) del Estado y los procesos de exclusión.

    En los últimos años la voz de los pueblos indígenas ha irrumpido cada vez con más fuerza en el terreno público. Esto es aún más notorio cuando observamos los últimos conflictos sociales en distintos países de Latinoamérica como Bolivia, Chile, Colombia, Perú y Argentina. También hubo un incremento de investigaciones académicas dentro del continente latinoamericano que se interesan por las relaciones
de poder coloniales y que adoptan fundamentalmente la perspectiva decolonial. Estos aspectos podrían explicar su aparición en los trabajos de la RCP. Sin embargo, parece conveniente problematizar los modos en que se incluye a la población indígena, es decir, bajo qué parámetros de inteligibilidad aparecen en los análisis politológicos y la definición de “política” detrás de estas indagaciones (Spivak, 2011; Segato, 2007; Mbembe, 2016).(10)

     En su gran mayoría, los artículos relevados dentro del área de “Instituciones políticas y gobierno” comprenden una visión estrecha sobre la política, es decir, acotada únicamente a los partidos políticos, el gobierno, el Estado, la participación ciudadana y las instituciones. Bajo esta mirada los “actores sociales” que se ubican por fuera de estos márgenes suelen identificarse como movimientos sociales y/o grupos de interés. Son agentes que no participan directamente del universo político, sino de “lo social”, aunque tejen vínculos con los partidos políticos y el gobierno. Esto podría tratarse de una consecuencia directa de la búsqueda de autonomía disciplinar que emprende la ciencia política, diferenciándose de la sociología para la producción de su propia identidad (Ravecca, 2019; Bulcourf, 2017). Esta definición y ubicación de la política es, precisamente, un acto político (Ravecca, 2019; Žižek, 2011; Hall, 2017).

    Bajo esta perspectiva, sostenida principalmente por la ciencia política mainstream se pierde de vista la movilización política – en términos amplios – que llevan a cabo los distintos grupos, entre ellos, los pueblos u organizaciones indígenas (Zannier, 2021). Es decir, las acciones que no tienen como único fin establecer un diálogo con el gobierno de turno. La irrupción de algunos pueblos indígenas en el espacio público no se limita al pedido de leyes positivas o políticas públicas, sino al cuestionamiento del sistema político mismo en su conjunto.(11) Es importante que la disciplina se pregunte por la forma en que recepciona los profundos cuestionamientos que realizan los movimientos sociales (Zannier, 2021). Si bien hay artículos que detallan con precisión diversos conflictos en torno a la figura del indígena, no existe una problematización en el terreno teórico que recoja sus críticas en torno a la democracia, la política, la nación y el Estado.(12) Muchas veces, cuando la ciencia política internaliza y normaliza los principios e ideología de la democracia liberal (Ravecca, 2019, Baquero y Rico, 2013), cancela la posibilidad de reflexionar sobre los nuevos esquemas del pensamiento que promueven estos movimientos, y que permiten leer la realidad de forma crítica.

     Rancière nos permite profundizar el argumento anterior y continuar las críticas de “la política de la ciencia política” (Ravecca, 2019) a partir de otra conceptualización de la política. En su libro El desacuerdo (1996), el autor también se preocupa por la cuestión epistemológica y la forma en que las ciencias sociales intervienen en la realidad. En pocas palabras, advierte cómo estas ciencias pueden colaborar, desde el terreno de conocimiento, a consolidar el “orden policial” que estructura la sociedad y distribuye sus partes de manera asimétrica. La tarea fundamental que emprende este orden policial es la eliminación de la política misma y, por ende, de la democracia: ese momento efímero que se produce cuando “la parte que no tiene parte” en la sociedad se devela por su propio accionar y verifica su exceso (Rancière, 1996). Cuando la política acontece de forma disruptiva por la acción de sujetos políticos, no supone la simple inclusión de estos dentro del orden dado, sino una intervención que visibiliza e interpela el orden que organiza la sociedad. En última instancia, desestructura el régimen sensible que produce las identidades visibles y las ausentes.

     En la medida que la ciencia política incluye a estos movimientos como un actor social más que participa del sistema político, desatiende su acción política interpelante (Rancière,1996) o inclusive su momento instituyente de un campo político (Arendt, 2009, 2015). Podríamos leer estos sucesos como irrupciones que exceden la política acotada únicamente a los partidos políticos, el Estado y sus instituciones. Algunos movimientos indígenas no sólo han cuestionado, por ejemplo, la relación entre Estado y nación en América Latina, sino que han visibilizado las relaciones de poder racistas inmersas en la democracia. Nuestra disciplina, en su análisis político, podría silenciar o cancelar las manifestaciones políticas y democráticas (Rancière, 1996) que acontecen por fuera de los espacios institucionales tradicionales.

      El siguiente artículo de la RCP, que presenta Rivera, “Ritual, Folk Competitions, Mining and Stigmatization as “Poor” in Indigenous Northern Peru: A Perspective from Contemporary Quechua-Speaking Cañarenses” (2017), sostiene otra mi persrada en su análisis político, que se diferencia sustantivamente de los textos del eje “Instituciones políticas y gobierno”. Recuperar esta publicación nos sirve para comprender la crítica explicitada en los párrafos anteriores. Su estudio parte de los rituales indígenas del norte de Perú para observar cómo ese acto se vuelve político. Sus demandas (a través de los rituales) frente a una minera transnacional no se expresa solo como una disputa de su territorio, sino que es un acto dirigido a constatar su presencia en la ausencia (Rancière, 1996). Por lo tanto, su disputa frente al Estado y la minera sucede también en el terreno del saber. Las acciones de la comunidad cañarense (quechuahablantes) disputan la etiqueta de “pobres” que dichos actores intentan imponerles. Esto produce, en última instancia la invisibilización de la comunidad indígena, bajo los márgenes de reconocimiento que controla el Estado y la minera. Esta investigación es un buen ejemplo porque problematiza las relaciones de poder y saber que suceden en este conflicto, y que la ciencia política podría fortalecer sin una perspectiva crítica que interpele la mirada estatal.

      El artículo también se distancia de las perspectivas objetivistas que predominan en la ciencia política (Ravecca, 2019; Ravecca y Rossello, 2020; Rocha, 2013, Fernández, 2005; Cansino, 2007). Una lectura de la realidad bajo este supuesto teórico podría reforzar el silenciamiento y desconocimiento de las voces que han sido sepultadas por la ideología racista heredada del colonialismo y las estructuras que aún soportan esta forma de opresión bajo el imperialismo y el neoliberalismo (Dussel, 2007; Mbembe, 2016).(13)

 

La heterogeneidad colonial

 

     En este apartado se presentan y analizan críticamente artículos de la RCP que indagan sobre distintas problemáticas relativas al colonialismo/racismo. Las publicaciones que desarrollan este tema se corresponden principalmente con las áreas de Teoría Política, Instituciones políticas y gobierno y Estado, administración y política públicas. Es necesario advertir que estas apariciones muchas veces son repentinas, aunque en el contexto de esta investigación son igualmente significativas. De alguna forma, colaboran en el diálogo interdisciplinar, tejen puentes con las teorías antirracistas y al mismo tiempo enriquecen la ciencia política, aportándole nuevos lenguajes e interpretaciones para el estudio del racismo.

     Un primer artículo que me interesa rescatar es “Multiparty politics in Kenya” (Patel, 2001). Se trata de una investigación que interpreta el contexto político de Kenia y sus elecciones multipartidarias en 1992 y 1997, desde un enfoque cercano al institucionalismo histórico (Hall y Taylor, 1996). Su capacidad de articular y vincular la historia del colonialismo, las instituciones políticas y el sistema de partidos (aspectos poco estudiados por los teóricos decoloniales) lo vuelven un texto relevante. Además, comprende las diferencias étnicas (y el racismo en menor medida) como un factor clave dentro del país, por la importancia de la injerencia colonial y los modos en que esta condicionó la formación del sistema de partidos posteriormente. (14)

     Hallamos también un pequeño artículo que es el resultado de la tesis doctoral de Tripodi, titulada “The colonial legacy in Somalia. Rome and Mogadishu: from colonial administration to operation restore hope” (1999). Este centra su análisis en la relación colonial entre Italia y Somalia. Si bien el autor no propone una mirada antirracista, ni menciona al racismo como una estructura de poder que condiciona las

relaciones sociales, resalta una cuestión fundamental para la ciencia política. En un momento, el autor se detiene en las consecuencias políticas de la intervención colonial y su posterior proceso decolonizador. Allí se puede observar el entrecruzamiento de distintos procesos (influidos por la ideología colonial) que marcan la organización política de Somalia. Por un lado, la pretensión de Italia en 1950 de asistir a Somalia (vigilado por la ONU) para la consolidación de una democracia sólida, mediante la construcción de estructuras políticas firmes que permitan su autogobierno. Y por otro, el desconocimiento de Italia sobre los grupos y la cultura política de los excolonizados; rasgos que nunca había contemplado cuando administraba la colonia.

     ¿Podríamos comprender el sistema político somalí y el de los países que sufrieron la conquista colonial sin atender las características y marcas de esta violenta intervención? Europa no abandona los fundamentos del proyecto colonial con la independencia de los países conquistados, sino que modifica la forma de opresión y dominio. En este caso, el proceso descolonizador de Somalia se encontraba atado a la asimilación de las estructuras políticas occidentales. En muchas ocasiones la ciencia política invisibiliza los trayectos históricos y el lugar particular de los Estados dentro del sistema-mundo (Quijano y Wallerstein, 1992) cuando indaga la situación política de los países. Este gesto puede ser peligroso si actualiza y reintroduce el legado colonial desde su propio conocimiento e impacta en la realidad material más concreta (Ravecca, 2019; Zannier, 2021; Butler, 2019). Los dos artículos analizados en los párrafos anteriores, de larga data, muestran un problema que ya no se encuentra en la agenda de la RCP, lo cual determina la relevancia de estas investigaciones.

       Por su parte, el reciente artículo de Collins, “Guyana in the Eye of the Storm in 2021: Convergence, Stasis and Reverberation” (2022), incorpora una mirada atenta a las relaciones de poder en el ámbito internacional para visualizar cómo estas impactan en la política de la Guayana. En otras palabras, su interpretación de la situación que sucede al interior del país aparece estrechamente ligada a la geopolítica

internacional y, fundamentalmente, al hostigamiento imperialista luego de la colonización. Esta interioridad no sólo es afectada por el mundo exterior con el cual se interrelaciona. Al mismo tiempo la frontera que delimita y separa el mundo interior del exterior se vuelve difusa, producto de este intercambio asimétrico. El texto también recorre el pasado colonial que construyó una política racista dentro del país, y que no puede ser desligada de las relaciones jerárquicas que mantiene con otros Estados en un mundo regido por el imperialismo existente (Mbembe, 2016; Spivak, 2011).(15)

     Otro artículo que quisiera destacar pertenece al campo de Estado y políticas públicas. Este interpela los modos de integración del Estado chileno a lo largo de su historia y aborda: la cuestión de la nación, la imagen étnica del Estado, los procesos de exclusión-inclusión y la idea de plurinacionalismo. “Funciones e integración del Estado” (2002) del autor Godoy recorre el desarrollo del Estado chileno para observar cómo este modifica su concepción acerca del significado de “integración”. En pocas palabras, Godoy en un primer momento, encuentra un discurso del ente estatal que se funda bajo la idea de un imaginario nacional homogéneo, y cancelaba la pluralidad étnica y cultural. Es decir, invisibilizaba las naciones existentes en su propio territorio y borraba el transcurso histórico de otras culturas para continuar el proyecto colonial. Más tarde, el autor nos informa de un Estado chileno que reconoce sus particularidades étnicas al interior de la nación. Los avances democráticos, así como los movimientos indígenas, lograron según Godoy interpelar las representaciones que el Estado y el sistema político autorizaban.

     El aporte de este trabajo es muy importante en la ciencia política. Sin embargo, desde la perspectiva de los estudios decoloniales podemos profundizar sus argumentos, no con el objetivo de criticar al autor, sino para contribuir al cuestionamiento de la disciplina y sus concepciones acerca del Estado, la nación, la etnia y la pluralidad social. Brevemente, los estudios pos y decoloniales se han encargado de cuestionar los modos, ideologías y fundamentos que yacen detrás de la integración estatal. Dichas teorías se preguntan si el reconocimiento de la autonomía de los pueblos indígenas por parte del Estado puede considerarse una transgresión a las formas en que se manifiesta la colonialidad o si se trata de una nueva configuración del poder colonial.

     La nación es una narrativa políticamente producida, que es actualizada permanentemente por distintos discursos implicados en relaciones de poder y saber (Segato, 2012). La inclusión de una identidad, su presencia e identificación, no tiene por qué desorganizar la estructura que ordena las identidades sociales jerárquicamente (Rancière, 1996). Los estudios decoloniales han problematizado el reconocimiento estatal de los sujetos racializados cuando su inclusión en la nación se negocia como una particularidad, una identidad más, que preserva el sentido universal blanqueado de la nación, y por ende, su trasfondo racista (Segato, 2007, 2010). Incluso aquellos Estados que han proclamado su plurinacionalidad, por la lucha que disputan los pueblos indígenas, también podrían restablecer concepciones como la de homogeneidad nacional, luego de admitir su compleja heterogeneidad (Butler y Spivak, 2009). Este constante desplazamiento del Estado, las prácticas y discursos que imparte, se dirigen a cancelar las voces que irrumpen y tambalean los modos en que distribuye las partes de la sociedad y organiza el campo de la presencia. Es decir, el momento político que demuestra la existencia misma de la política y su búsqueda de un espacio entre iguales que conocemos con el nombre de democracia (Rancière, 1996).

     Por último, hallamos la siguiente publicación que es de interés por el modo en que explicita y resalta el racismo en Colombia durante la crisis política del año 2021. “Colombia 2021: between crises and hope” (2022), de Restrepo, no sólo remarca las desigualdades sociales que se presentan en el país que observa, sino que entiende al racismo como la causa de esas desigualdades.(16) La autora observa la importancia simbólica que implicó el derribo de estatuas que retratan representantes de la conquista de América, durante las manifestaciones de protesta contra el gobierno de Duque. Traer estos sucesos (el derribo de una estatua) como algo políticamente relevante, no es algo que el mainstream politológico acostumbre a visibilizar. El artículo explica que las estatuas son significativas para los manifestantes (entre ellos indígenas y afro-colombianos) por cómo estos vinculan el pasado colonial con el racismo estructural y la exclusión de las mayorías en nuestros días. Además, las estatuas permiten actualizar una lucha contra las desigualdades sociales y una elite dominante. La estatua se configura como una materialidad que intenta congelar una narrativa heroica colonial, que continúa reinventándose en el presente. Es una imagen del pasado, que escribe el presente y afecta no sólo el futuro, sino las condiciones de posibilidad de imaginar ese futuro (Mbembe, 2016; Buck-Morss, 2010, Rufer, 2010). En último término, es una huella del colonialismo en los distintos territorios y el espacio público, que todavía intenta habitar en la memoria de los excolonizados (Mbembe, 2016).

     Antes de culminar este apartado, quisiera reflexionar sobre la relación entre colonialidad y política, expuesta en las publicaciones anteriormente examinadas. Los distintos procesos coloniales y esclavistas, de las que emerge el racismo, no se dirigían únicamente a la obtención de recursos o maximización de beneficios. Esta lógica de intervención sobre otros pueblos comprendía una dimensión estrictamente política que incluía el mantenimiento del orden, el disciplinamiento y dominio sobre el Otro distinto, y la obediencia de pueblos que debían interiorizar el sometimiento y dejarse gobernar por otros (Buck-Morss, 2013; Mbembe, 2016).(17) Por eso, los estudios poscoloniales y decoloniales entienden importante comprender y deconstruir el pasado. No solo para evidenciar ciertas herencias en la actualidad, sino para examinar las lógicas coloniales que aún sobreviven (Quijano, 2014a; Segato, 2007; Spivak, 2011; Mbembe, 2016; Rivera, 2018; Dussel, 1999, 2007) y afectan las democracias del continente latinoamericano, así como la forma en que estas se piensan, interpretan e imaginan (Ballestrin, 2014). El colonialismo como ideología y sistema de dominación se filtra en los modos que conocemos la realidad (Lander, 2000; Quijano, 1999; Segato, 2014; Rivera, 2018). Por eso es imprescindible cuestionar desde la ciencia política el aparato epistemológico desde el cual se determina, entre otros aspectos, la calidad democrática de los distintos países.(18)

 

 

Los estudios disciplinares y el colonialismo

 

     En este apartado quisiera presentar algunas publicaciones del área de estudios disciplinares. Estas investigaciones en la RCP fueron publicadas en el año 2005 y una en el 2015, organizadas bajo el mismo eje temático, es decir, el estudio sobre la ciencia política. Aquí encontramos diversos artículos que resaltan la importancia de incorporar al análisis político los movimientos indígenas y afros, así como el problema del sujeto indígena en la democracia. En este sentido, expresan su preocupación por la forma en que serán estudiados estos movimientos por las diferentes áreas de la disciplina. Algo llamativo de estos artículos es que su indagación sobre el desarrollo de la ciencia política refiere a países donde la disciplina no tiene tanto impacto o relevancia, como otros países de Latinoamérica. A excepción de los trabajos sobre la ciencia política argentina y colombiana, las demás publicaciones son de Bolivia, Cuba, Ecuador y Guatemala. Otro hallazgo interesante es que estos últimos cinco países no estuvieron incluidos en la publicación del año 2015, en la que sólo encontramos una única mención a la colonialidad del poder en la publicación sobre la disciplina en Argentina.

     Me detengo en cuatro de los textos para resaltar algunos de sus planteos, que son importantes para esta investigación. El primero de ellos que resulta de interés es “La Ciencia Política en Ecuador: un reflejo de su fragilidad democrática (1978-2015)” (2005), de Mejía. El autor comienza su texto resaltando la importancia de estudiar los nuevos movimientos y organizaciones indígenas. Por otro lado, también plantea que, la inclusión del sujeto indígena en las investigaciones politológicas del país ha sido estudiada desde una perspectiva institucionalista, hasta la llegada de teorías y enfoques cualitativos que permitieron su intensificación. Un dato interesante que vincula los saberes y métodos de la ciencia política con los temas y preguntas que se propone explorar. En la misma línea, el artículo que refiere a la ciencia política colombiana, “La Ciencia Política en Colombia: de vocación a disciplina” (2005) de Bejarano y Willis, también observa la necesidad de comprender un mundo político más amplio y plural que integre en su mapa cognitivo: “las mujeres, los indígenas, las poblaciones afro-colombianas” (p.121).

     Por su parte, el trabajo sobre Guatemala, “La ciencia política en Guatemala: el reto de la consolidación como disciplina independiente” (2005) de Azpuru, realiza un planteo similar al caso ecuatoriano, pero agrega la siguiente cuestión, que vale la pena citar: “En el país se ha establecido un modelo de democracia liberal occidental, que ha sido criticado por algunos académicos mayas (en especial antropólogos), quienes han señalado que el sistema político debe tener mayor apertura y creatividad para reflejar la realidad multicultural del país” (p. 175). Azpuru expone la crítica a la democracia liberal de algunos académicos mayas, un punto central para la perspectiva de “la política de la ciencia política” (Ravecca, 2019, 2014) y los estudios decoloniales (Lander, 1999; Grosfoguel, 2007; Mignolo, 2004). El planteo que trae el autor moviliza la discusión sobre la construcción de las democracias en América Latina y sus raíces racistas (Ballestrin, 2014). No obstante, pensar lo local críticamente, requiere también, de un ejercicio introspectivo que ponga en tela de juicio las condiciones de producción de la propia crítica y que reconozca su participación dentro de las mismas relaciones de poder que busca interpelar (Ravecca, 2019).

     Por último, el artículo “Historia y desarrollo de la ciencia política en América Latina: Reflexiones sobre la constitución del campo de estudios” (2015) de los autores Bulcourf, Gutiérrez y Cardozo, señala la importancia de interrogar las asimetrías centro-periferia dentro del campo de conocimiento politológico, que podría entenderse como la manifestación del poder colonial o la ideología eurocéntrica en el terreno del saber (Lander, 2000; Mignolo, 2004; Dussel, 2000; Quijano, 2014b).

 

Algunas reflexiones sobre el poder colonial y el pensamiento crítico

 

La investigación ha recorrido algunos aspectos que vinculan la ciencia política y distintas problemáticas relacionadas con el racismo y el colonialismo, para problematizar desde el pensamiento crítico los modos en que son indagados o incluso, silenciados e invisibilizados. Luego de un análisis más descriptivo y exploratorio, se evidenciaba una clara sobrerrepresentación de los trabajos que visibilizan al sujeto indígena y sus disputas, conflictos y negociaciones con el gobierno o el Estado, desde perspectivas institucionalistas. Esto condujo a la investigación a preguntarse por la cuestión epistemológica y su entrelazamiento con las relaciones de poder coloniales (Quijano, 2014b; Mignolo, 2004). Es decir, uno de los problemas centrales en este trabajo, el cual será desarrollado en los siguientes párrafos. Más tarde,

fueron explicitados y problematizados algunos textos específicos que, en cierta medida, cuestionaban las relaciones de poder coloniales y raciales. Por último, fue llamativo encontrar en algunas publicaciones comprendidas en el eje de Estudios disciplinares, distintos argumentos que se preocupaban por el racismo o más bien, la inclusión de los sujetos y grupos racializados en el análisis político. 

     El último artículo presentado en el apartado anterior, “Historia y desarrollo de la ciencia política en América Latina: Reflexiones sobre la constitución del campo de estudios” (2015) servirá como puente para las últimas reflexiones de esta investigación. En contraposición con los demás textos sobre el desarrollo de la ciencia política, los cuales focalizaban su mirada en los movimientos indígenas y/o afro, Bulcourf, Gutiérrez y Cardozo (2015) apuntan a desnaturalizar las relaciones de poder coloniales y su articulación con el conocimiento. Generalmente, y como hemos visto en el transcurso de este texto (especialmente en aquellas publicaciones que sostienen una perspectiva institucionalista de la política), los estudios politológicos, concentran su mirada directamente en el sujeto político. Ya sea en un pueblo, un movimiento o los individuos. Esta decisión teórico-metodológica podría tener algunos problemas, en la medida que saltean la discusión del poder colonial y reproducen una de sus operaciones más destructivas: el borrado, olvido y el silenciamiento de sus huellas históricas (Mbembe, 2016; Rivera, 2018; Spivak, 2011).

     La notable omisión de la palabra “racismo” y la nula investigación sobre el racismo o el colonialismo (como objeto de estudio central) en la RCP, es una situación preocupante. El racismo actúa invisibilizándose y ocultándose a sí mismo, por lo que, nombrarlo, evidenciarlo y, sobre todo, estudiarlo; se vuelve una tarea fundamental. Más aún, en un contexto latinoamericano donde diversas luchas denuncian y ponen de manifiesto las relaciones de poder racistas que siguen configurando la sociedad.

     Esto no significa menospreciar o desconocer la importancia de las investigaciones que visibilizan el accionar de los movimientos indígenas o afros y los incluyen en sus análisis como un actor político relevante. Sin embargo, resulta conveniente cuestionar los modos en que los movimientos racializados o étnicos son representados por la ciencia política, dado que la integración de estas identidades dentro del campo político puede excluirlo y silenciarlo al mismo tiempo. Ser visible no significa necesariamente estar presente, si esa visibilidad es constatada desde una mirada que no cuestione el poder de la colonialidad impreso en el conocimiento. La narrativa colonial no sólo organiza las identidades ausentes y presentes, sino que constituye un espacio para establecer ese reconocimiento e inteligibilidad de las demandas y los cuerpos. En este sentido, resulta insuficiente ampliar la mirada y la escucha hacia los movimientos indígenas o afro si no se interpelan las ideologías que configuran esas lecturas. Ideologías que, por supuesto, también afectan a los sujetos subalternos (Spivak, 2011).

     Tener una mirada reflexiva sobre las propias relaciones de poder que atraviesan el conocimiento, no sólo permite una mejor comprensión de la realidad política. También es necesaria para no reproducir los discursos que acompañan y legitiman la opresión de muchos sectores sociales. De hecho, este artículo, también condicionado por la misma ideología racista que busca interpelar, en alguna medida, reproduce los silencios y exclusiones en su ejercicio analítico. En las distintas publicaciones examinadas existe una clara ausencia de los movimientos afros o negros. Esto supone un problema también para la teoría decolonial, que inclusive ha invisibilizado teóricos negros (Grosfoguel, 2018). Muchos académicos, especialmente de Brasil, han denunciado esta omisión de los estudios decoloniales (Ballestrin, 2013). Nuevamente, esta cuestión no podría solucionarse simplemente con la integración de los negados y excluidos (Segato, 2012; Hall, 2017; Walsh, 2007; Dussel, 2007; Spivak, 2011; Žižek, 1999). Es necesario una problematización de la teoría y sus fundamentos, para lograr comprender al racismo desde sus trayectos históricos internacionales y de carácter más universal, hasta sus distintos impactos en cada contexto particular.

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Ruiz, C. (2019). Las teorías de la democracia y el concepto de lo político. Revista de Ciencia Política, 14 (1-2), 5-21.

Tripodi, P. (2019). The colonial legacy in Somalia. Rome and Mogadishu: from colonial administration to opera-tion restore hope. Revista de                                   Ciencia Política, 21 (1), 187-194.

Ulianova, O. (2019). Experiencias populistas en Rusia. Revista de Ciencia Política, 23 (1),159-174.

2. Quiero agradecer a los profesores Pablo Bulcourf y Paulo Ravecca por su ayuda, seguimiento e interés en el planteo de esta investigación.

3. Wendy Brown (2011) entiende a la teoría política como la puerta de entrada de las humanidades dentro de la ciencia política.
4. Debo advertir que los teóricos políticos aquí utilizados se distancian, en alguna medida, de la concepción de política que presenta el trabajo de Ravecca (2019). Jaques Rancière, teórico del pensamiento posfundacional, proponen un entendimiento de la política, como un suceso que no es del orden de lo necesario, que no está siempre ni en todos lados, sino que aparece fugazmente. Sin embargo, esto no debería verse como una contradicción, sino como la utilización de otras herramientas teóricas que amplían las perspectivas críticas sobre la ciencia política y al mismo tiempo, facilitan el acercamiento entre la teoría política y los estudios antirracistas.
5. Esta idea sobre sobre la construcción del “yo” crítico y desafectado de las relaciones de poder, es desarrollada en profundidad en las siguientes obras: Brown (2019), Ravecca (2019, 2022a), Spivak (2011) y Mbembe (2016).

6.En la primera etapa contamos con un promedio de 1,75 publicaciones; en la segunda 3,7; y en la tercera etapa un promedio de 6 publicaciones.

7. Es conveniente saber que desde 1991 hasta el año 2000 la Revista de Ciencia Política realiza una publicación por año; desde 2001 hasta 2006 serán dos por año y desde 2007 hasta la actualidad se publicarán tres por año.
8. Dos publicaciones ejemplifican el abordaje de la cuestión étnica en el sentido que fue argumentado: “Masas, pueblo y democracia: un balance crítico de los debates sobre el nuevo populismo” (De la Torre, 2019) y “Experiencia populista en Rusia” (Ulianova, 2003).

9. Es necesario advertir que no se hallan pensamientos reflexivos y críticos sobre la violencia en la RCP, pero tampoco en la ciencia política más dominante. Esto debería llamar la atención de los académicos, al constatar, en los últimos años, acontecimientos que encadenan política, democracia y violencia. Parecería urgente, pensar y teorizar la violencia y sus sentidos racistas en nuestro tiempo (Fanon, 1996, 2009; Butler, 2009)
10. Me interesa resaltar el artículo “Political cleavages in motion: Bolivia in 2021” (Bonifaz y Faguet, 2021) que se distancia (hasta cierto punto) de las otras publicaciones de este eje temático, por el lugar que ocupa la etnia en su lectura de los conflictos políticos. Sin embargo, no hay un tratamiento del racismo, ni una visibilización. Incluso su interpretación sobre el conflicto indígenas/rurales vs. blancos/urbanos como un juego de suma cero, parecido a una lógica schmittiana de amigo-enemigo (Schmitt, 2009), no contempla al racismo como una forma de dominación histórica vinculada al colonialismo y atada a la transformación de las relaciones sociales. Simplificar al racismo como un enfrentamiento último entre dos partes, podría invisibilizar el complejo entramado detrás de esta forma de opresión que excede a las identidades políticas.

11. Esto no significa desconocer la importancia de las prácticas de lucha que despliegan los distintos pueblos indígenas dentro de las instituciones políticas en la que se encuentran. Por ejemplo, demandas que se dirigen a la obtención de derechos particulares o políticas públicas identitarias.
12. Este argumento, no se dirige a romantizar a los movimientos sociales, sino, a fomentar una apertura reflexiva y crítica a los acontecimientos y saberes que transforman los esquemas mentales con los que accedemos a la realidad.

13. Sin embargo, sería un error igualar positivismo-esencialismo-racismo (Ravecca, 2019; Spivak, 2011), como si el racismo no penetrara otros enfoques teóricos. El problema está en la forma que es utilizada la mirada objetiva, cuando el investigador no problematiza su distancia con el “mundo exterior” y reproduce en el mismo acto las formas de opresión que circulan en la realidad y afectan su propio modo de conocer.
14. Vale la pena citarlo: “Ethnicity in Kenya cannot be treated adequately without putting it within historical perspective. Colonial policies created the breeding ground for later ethnic polarizations… Befare independence, most political parties were coalitions of district-based political associations that derived their membership from particular ethnic groups. The British practice of indirect rule, consisted in administering the territory through local
authorities and local institutions, and this also enhanced ethnic self-consciousness” (Patel, 2001, p. 170).
15. Otro artículo que quisiera resaltar es el texto de Paz Milet, “Chile-Perú: las dos caras de un espejo” (2004) por su problematización (en uno de sus párrafos) del discurso racista sobre la “arrogancia chilena”, que ejemplifica el juego de interioridad-exterioridad en la producción de los imaginarios nacionales. En pocas palabras, la autora denuncia este discurso por su iniciativa política de diferenciarse frente a los países vecinos, Bolivia y Perú, para producirlos como una exterioridad que permita la construcción de su propia identidad nacional. Lo que evidencia Milet es la imposibilidad de interpretar la realidad interna del país, sin observar sus comportamientos hacia el exterior, y la forma en que dicha exterioridad repercute en el ámbito interno.

16. Corresponde al menos mencionar la publicación “¿Qué es lo subnacional de la desigualdad subnacional? Una mirada interseccional a la desigualdad en Latinoamérica” (2021) de Otero-Bahamón, por su preocupación acerca de la desigualdad en términos racistas, que afecta a la política en un sentido amplio.
17. Es importante comprender la dimensión política del colonialismo, aun cuando no podamos concebirla de forma independiente sin considerar las otras formas de poder y dominación con las que se interrelaciona. Vale la pena resaltar esta cuestión dado que existen algunos artículos que reducen el colonialismo y el racismo a procesos meramente económicos, mientras lo visibilizan y problematizan. Por ejemplo, el artículo “Las raíces de la polarización de la política moderna en los Estados Unidos” (Poole, 2008) sostiene esta concepción cuando examina el sistema político estadounidense.
18. Un artículo que considero relevante recuperar es “Las teorías de la democracia y el concepto de lo político”  (1992) de Carlos Ruiz. El autor plantea en este texto teórico la importancia de comprender la discriminación racial como un impedimento de la democracia. Esta cuestión se encuentra absolutamente ausente en la RCP y se vuelve un problema mayor cuando notamos que la publicación es de 1992. Inclusive, hallamos otros artículos que borran la pregunta por el racismo, cuando establecen definiciones sobre lo que consideran una democracia buena o estable. Por ejemplo, se pueden ver algunas definiciones que argumentan: a mayor pluralidad o fragmentación étnica, aumentan las posibilidades de las prácticas clientelares y promueve una baja en la calidad democrática (Policzer, 2012; Herbert, 2009).

Revista Desafíos del Desarrollo
ISSN 2796-9967